‘The Cruel King and the Great Hero’: un cuento de buenas noches
Los cuentos tienen muchas funciones. Sirven para educar, ya fuera antes haciendo que los niños tuvieran miedo a las cosas que no podían conocer, o a través de las moralejas demostrando que, por ejemplo, mentir puede derivar en que ocurra algo malo. Hoy en día sirven más para entretener, el típico cuento de buenas noches que los padres leen a sus hijos. Son ficticios o reales, son narrados por alguien externo o por los mismos protagonistas, son en verso o no. No importa cómo sean, esos cuentos sirven para establecer un vínculo, una conexión emocional entre quién lo cuenta y quien lo escucha. Los niños en la cama intentan mantenerse despiertos mientras su familiar le lee una historia increíble llena de fantasía. Una historia como la de The Cruel King and the Great Hero.
El último título de Nippon Ichi Software es, precisamente, un cuento. Una joven Yuu crece en la tierra de los monstruos, hija adoptiva del Rey Dragón, que gobierna sobre las criaturas del bosque. Este todas las noches le narra cuentos sobre su difunto padre, un héroe que había librado al mundo del malvado Rey de los Demonios. Ella, que quiere seguir los pasos de su padre, entrena todos los días. Pero no solo el combate, también las formas que debe tener un héroe: en este juego las misiones secundarias son llamadas buenas acciones, y con ellas Yuu ayuda a todo aquel que necesite su ayuda. Tampoco vamos a profundizar mucho más en la historia —principalmente porque el título sale HOY—, así que vayamos al lío.
La historia, a la vez que gran parte del juego, está pensada para los más pequeños. La narradora, una única voz, —la voz es solo japonesa— imita a los personajes, como una madre que pone la voz grave cuando el malo entra en escena. Le da la voz a Yuu cuando le toca hablar, hace los ruidos de los zorros o las abejas, incluso los efectos especiales de rocas cayendo. La narradora nos explica hasta el más mínimo detalle, como que en verdad el ataque de la espada de fuego de Yuu es el Rey Dragón escondido ayudándola —pero no se lo contéis—. Y el trabajo está hecho a la perfección: es bonito, le da mucha personalidad a la historia y, sobre todo, conmueve bastante porque te lleva a esas noches de manta y cuento.
Aparte de la historia principal tenemos esas buenas acciones de las que hablábamos. Es verdad que es un juego para los más peques y que, por consiguiente, la escala de dificultad no es algo real en él —ya veremos el combate más adelante—. Entonces, ¿qué utilidad tienen estas misiones secundarias? Pues una, como su propio nombre indica, secundaria, pero preciosa: nos dan unos puntos que podemos canjear por los artes y diseños de los personajes. Podemos ver cómo los han creado, los pasos que han dado en su diseño… un caramelo para que hagáis estas misiones con los chicos y que los grandes podamos admirar con detenimiento los diseños tan preciosos que tiene el juego.
Y siguiendo con los diseños, la verdadera maravilla de este juego. El juego sigue la estela de The Liar Princess and the Blind Prince, como demuestra que algunos diseños como los de los mapaches sean los mismos, aunque se aleja del tono oscuro y lúgubre para adaptarse a un nuevo estilo mucho más colorido y alegre, más acorde con la historia que pretende narrar. Las áreas y espacios comparten muchas veces una misma estructura, pero pequeños detalles como que criaturas de la zona o el mismo Rey Dragón aparezcan de fondo le da una vida nueva y diferente a cada área. El arte te entra por los ojos en todo momento, dándote ese sentimiento de que de verdad estás en un cuento. Incluso en los menús y las transiciones, que entran con un paso de páginas, como si la narradora estuviera buscando explicarnos esos detalles que perdimos mientras el cansancio podía con nuestras últimas fuerzas y no podíamos seguir despiertos. Y no solo hablo de los diseños y la narrativa en las cinemáticas, que son preciosísimas. La banda sonora acompaña el nivel de todo lo anterior haciendo del arte el punto más fuerte de la obra.
Pero no todo son luces. Los controles son excesivamente simples. Estamos ante un RPG en su forma más pura, combate por turnos sin ninguna floritura especial más allá de las habilidades de cada uno de los personajes. Incluso simplifica lo que, quizás, podría suponer una mayor dificultad para el público joven al que se enfoca: el maná. Este es reemplazado por unos puntos que vamos recuperando poco a poco. Pero aunque es verdad que, para poder ser accesible para este público, son necesarios unos controles fáciles e intuitivos, estos pecan de ser demasiado simples. Mientras lo jugaba eché de menos el botón de auto-combate, algo que intento no usar nunca porque los RPG necesitan cierta estrategia, pero que a este juego le hubiera venido como anillo al dedo.
Siguiendo con los combates me he encontrado con otra cosa que, aunque generalmente suele pasar en todos los RPG, me ha seguido escamando: la transparencia. Todas las criaturas tienen tres corazones de vida que te sirven para ver cuanta vida tienen, pero es una medida traicionera, porque una criatura del principio puede tener 30 puntos de vida, y una más adelante 130, pero ambos tienen los tres corazones como marcador. Entiendo el apoyo visual, y que se decide ese formato precisamente por eso, tres corazones entran mejor por los ojos que una barra verde con un 30 en el lateral, pero es una forma de medir que realmente no te ayuda hasta que no conoces ya al enemigo, algo que los chicos puede que no sean capaces de seguir o recordar. Y este problema de transparencia también deriva a los stats, donde solo notamos los cambios en la fuerza, pero que en defensa y velocidad es difícil saber que tal andamos.
En rasgos generales el juego es precioso, el apartado artístico es una maravilla, y las decisiones narrativas me parecen todas acertadas. Pero, dentro de que creo que el juego cumple todo lo que se propone, que es que os sirva de trampolín para que preparéis a vuestras pequeñas criaturillas para meterlos en el mundo del JRPG —que nos conocemos—, creo que peca de simpleza. Una simpleza que termina volviéndose monótona y que al final termina por generar cierta pesadez. Tras varias horas de juego lo único que quería es que llegara la siguiente cinemática y ver los nuevos personajes que seguirían ilustrando mis aventuras. No nos engañemos, el juego es un buen juego que los fans del RPG podrán disfrutar mucho con sus chicos. Hay cosas que pulir, como en todo, pero viendo la trayectoria de Nippon Ichi Software y el volantazo que ha supuesto este nuevo enfoque en contraste con los anteriores, este juego es el comienzo de un futuro muy prometedor para jóvenes aventureras y exploradores.