Un buen año para los videojuegos

31 diciembre, 2018Jorge Hijosa Nieto

El mundo de los videojuegos ha protagonizado de todo durante los últimos doce meses, desde lanzamientos espectaculares a cierres de empresas, polémicas por despidos o una agria disputa con las autoridades europeas a causa de las cajas de botín. También hemos sido testigos del cénit de una generación que, durante el próximo año, comenzará a preparar su despedida para dejar paso a una nueva. Por lo pronto, ya sabemos que Sony no acudirá al próximo E3 mientras que Microsoft ya habla abiertamente de su próximo proyecto conocido con el nombre clave de Anaconda. A pesar de ello, al menos durante el primer trimestre del próximo año, seguiremos cubiertos con grandes lanzamientos.

Playstation 4 suma y sigue. En 2018 se ha convertido en la cuarta consola más vendida de todos los tiempos, con más de cien millones de unidades distribuidas y solo detrás de Game Boy, Nintendo DS y Playstation 2, líder indiscutible con 157 millones de consolas vendidas. Sony vuelve a dominar con mano de hierro una generación y lo ha conseguido gracias a su amplísimo catálogo al que este año se han sumado títulos como Marvel’s Spiderman o God of War, la reinvención de una saga que ha sabido mantenerse en el nivel de la excelencia ofreciéndonos un reinicio de la historia de Kratos. También vieron la luz juegos que la realidad virtual llevaba años reclamando, como Tetris Effect o Astrobot. No todo ha sido positivo para la empresa japonesa, que se vio en el centro de las críticas a causa de su reticencia a incluir el crossplay con usuarios de otras plataformas en videojuegos como Fortnite. Resulta curioso descubrir que en la anterior generación era Sony la que reclamaba a Microsoft que incluyese esta opción, cuando su posición como líder de la industria era mucho más cuestionable. Por suerte, en esta ocasión la presión de los consumidores la hizo rectificar y el juego cruzado parece que se convertirá en el estándar de aquí en adelante.

Microsoft ha sido una de las grandes animadoras del año. Comenzó floja la generación, con un hardware inferior al de la competencia y con problemas evidentes en el desarrollo de videojuegos first-party. Lo primero lo resolvieron gracias a Xbox One X y ahora se encuentran inmersos en tratar de acabar con la carestía de exclusivos, más de cara a la próxima generación que a esta. La empresa norteamericana ha comprado un buen número de compañías para nutrir su catálogo, entre las que se puede destacar a InXile y Obsidian. Microsoft también continuó potenciando su política de “videojuegos como servicio”. Anunció la salida del Gamepass, una herramienta que mediante una suscripción mensual de diez euros te da acceso a un catálogo muy amplio, incluyendo sus grandes lanzamientos de este año. Entre ellos cabe destacar tres propuestas muy distintas entre sí pero que refuerzan esta política de la que hablamos. En febrero se lanzó Sea of Thieves, un multijugador sobre piratas creado por Rare, y poco después llegaría The State of Decay 2. Tras ser protagonista en el E3, en octubre llegó uno de los juegos del año: Forza Horizon 4. El arcade de carreras ya hace tiempo que alcanzó la excelencia y en esta ocasión su gran novedad son los efectos de las cuatro estaciones sobre la conducción.

Nintendo se marcó para este año fiscal el objetivo de vender más de veinte millones de Switch, cifra que parecía difícil de alcanzar debido al año flojo que estaban protagonizando…hasta la salida de Pokémon Let’s Go y, sobre todo, de Super Smash Bros: Ultimate. La obra de Sakurai está batiendo récords y se ha convertido en un vendeconsolas por méritos propios. Según reportan en Eurogamer, el fin de semana de su lanzamiento se vendieron en Japón más de un millón de unidades junto a 280.000 consolas. Pokémon también está funcionando muy bien a nivel comercial pese a que ha simplificado un poco la fórmula con el objetivo de atraer a los usuarios del Pokémon Go de móviles. Los seguidores de Nintendo sueñan con que durante el próximo año lleguen juegos como Bayonetta 3 o Metroid Prime 4 para sumarse al ya confirmado Luigi Mansion 3. Nintendo también puso en septiembre su online de pago en marcha. Es un servicio relativamente barato ya que cuesta veinte euros al año, cuatro si consigues a otras siete personas para formar un grupo familiar, si bien parece que su funcionamiento aún no es todo lo bueno que debiera ser.

En octubre llegó a nuestras consolas uno de los títulos más esperados de los últimos tiempos: Red Dead Redemption 2. No vamos a descubrirle el fuego a nadie cuando hablamos de su impresionante apartado gráfico o la viveza de su mundo abierto plagado de detalles hasta un punto enfermizo. Por supuesto, no se ha librado de las críticas. Se le achaca un gameplay tosco y un gunplay mejorable, al igual que un diseño de misiones muy poco flexible. En cualquier caso, es un juego maravilloso que también se vio inmerso en una polémica acerca del posible crunch al que se habrían visto sometidos los empleados de Rockstar durante su desarrollo. Red Dead ha sido el gran lanzamiento de una third-party este año pero no el único, puesto que también hay que destacar videojuegos como Monster Hunter World, Dragon Quest XI, Megaman 11 o Kingdom Come Deliverance, una de mis sorpresas del año.

A finales del año pasado se publicó el modo battle royale del título en desarrollo Fortnite: salvar el mundo. Supo aprovechar la senda abierta por PlayerUnknown’s Battlegrounds para ofrecer un modo gratuito tremendamente divertido que ha revolucionado el panorama de los videojuegos y que incluso ha hecho que nos olvidemos de que era una simple modalidad de juego de un título mayor. Streamers, actores, futbolistas…el fenómeno Fortnite ha trascendido al mundo de los videojuegos. Con más de ocho millones de jugadores simultáneos alcanzados el pasado mes de noviembre, no era de extrañar que surgiese toda una línea de merchandising en torno al producto: camisetas, bufandas, tazas, figuras…Los chicos de Epic nadan en dinero. Su secreto: saber aprovechar el momento oportuno, ofrecer una experiencia rápida y divertida e idear un sistema de micropagos amigable para el usuario y únicamente basado en la adquisición de elementos cosméticos. El éxito de Fortnite ha sido tal que Epic ha lanzado su propia tienda de videojuegos para competir con Steam; esta será otra de las batallas que tenemos reservadas para el próximo año.

Fortnite y, sobre todo, PUBG abrieron un camino en el que cada vez más sagas se atreven a adentrarse. Las compañías han visto la oportunidad de negocio y todas quieren un suculento trozo del pastel. Black Ops IIII con su blackout, Battlefield V, cuyo modo battle royale llamado firestorm llegará en marzo, e incluso Supercell, la empresa responsable de Clash of clans, aspiran a adentrarse con éxito en el género.

El año también nos ha dejado una cara menos amable. En septiembre saltó de forma repentina la noticia del cierre de Telltale. La compañía se encontraba inmersa en el desarrollo de varios títulos, incluyendo la temporada final de The walking dead por el que los usuarios ya habían llegado a pagar y que finalmente será terminado por Skybound Games. Sus trabajadores fueron despedidos sin avisarles con el plazo de antelación exigido por ley y no cobraron ningún tipo de indemnización. En la empresa tan solo permanecieron veinticinco empleados para terminar algunos proyectos de los que Telltale no podía desligarse y que ya fueron despedidos tras la finalización de estos.

Por otro lado, la polémica acerca de las cajas de botín no ha hecho más que crecer durante los últimos doce meses. Los responsables de Star Wars Battlefront 2 las retiraron después de la avalancha de críticas que denunciaban que estas lootboxes desbalanceaban el título al incluir aspectos que afectaban a la jugabilidad del mismo. Electronic Arts ha anunciado la modificación de estas políticas, el propio Battlefield V solo incluye micropagos cosméticos e incluso sus DLC llegarán de forma gratuita, pero otras compañías continúan apostando por introducir las lootboxes en sus títulos. La Unión Europea ya se ha puesto manos a la obra para su regulación y trata de que las cajas de botín sean consideradas apuestas al basarse en el azar. La guerra entre compañías y las autoridades europeas continuará durante el próximo año.

Una de las caras más positivas de la industria nos la deja, un año más, el sector indie. Obras como Celeste, Dead Cells, The Messenger o The return of the Obra Dinn, un genio este Lucas Pope que ya nos dio en su momento al fenomenal Papers please, nos recuerdan que hay vida más allá de las grandes producciones y que existen muchas formas de crear videojuegos de altísimo nivel y de ofrecer nuevas experiencias.

También ha sido un gran año para el videojuego español. La industria europea está dominada por compañías de gran presupuesto como Ubisoft o THQ Nordic, pero las compañías españolas han demostrado su calidad ofreciendo un surtido increíble de títulos. Los amantes de la estrategia no deberían perderse They are Billions, mientras que los sevillanos de Fourattic nos proponen una divertida historia plagada de referencias ochenteras en Crossing Souls. Do not feed the monkeys nos propone emular a James Stewart en La ventana indiscreta, Moonlighter nos pone al frente de una tienda para aventureros y The Red Strings Club nos cuenta una historia con un aire muy cyberpunk en la que, entre otros, manejamos a un barman que juega con las emociones de la gente para descubrir sus secretos. No, no nos olvidamos de Gris, uno de los juegos más bonitos jamás hechos. En definitiva, doce meses muy productivos para un software patrio que nos seguirá ofreciendo grandes experiencias en años venideros.

 

Lo mejor:

  • Lo bien que ha funcionado la reinvención de la saga God of War.
  • Red Dead Redemption 2 y su viaje por el lejano Oeste.
  • El altísimo nivel del mundillo indie.

Lo peor:

  • Las políticas laborales de algunas compañías.
  • Las cajas de botín y las peregrinas excusas de algunas desarrolladoras para justificarlas.
  • El fiasco de Fallout 76.

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