‘Summer in Mara’: cruzando los mares con encanto

10 enero, 2021Nacho M. Martín

Sencillamente, encantador. Esa es la palabra que mejor define a Summer in Mara, la última creación del estudio valenciano Chibig Studio que hace una semanas arribó a PlayStation 4 tras dejar muy buenas sensaciones en Nintendo Switch.

Y ese encanto viene por los mensajes y valores que transmite el juego, por su colorido, por la empatía que logramos tener con su protagonista, Koa, y una dirección artística cuidada hasta el último detalle.

Summer in Mara no es un juego más de farming y crafting como los muchos que inundan las terminales móviles. Sí, tendremos que recolectar, mejorar nuestra isla, explorar el océano, cocinar diversos platos y hacer multitud de recados con los personajes que vamos interactuando, pero con un tono y un mensaje mucho más allá que el resto de juegos similares basados en amasar más y más dinero, más y más ítems, y en tener la granja más molona y bonita.

Este juego nos transmite un fuerte respeto por la naturaleza. Es un canto a la ecología, ya que no solo nos anima a limpiar las playas de las distintas islas que podemos visitar en el juego, recogiendo basura que luego podemos reciclar, sino que nos enseña que existe un equilibrio natural en el mundo que debemos salvaguardar. En Summer in Mara, por cada árbol que talamos, debemos plantar uno nuevo para evitar que nuestra isla quede completamente desforestada. Igualmente pasa con los animales que tengamos en nuestra granja. Si queremos los huevos de las gallinas, las trufas de los cerdos y la leche de las ovejas, antes debemos tener a estos animales contentos y alimentados.

Con respecto a la jugabilidad, Summer in Mara tiene una mecánica algo repetitiva, pues no paramos de hacer de ‘recaderos’ yendo de un lado a otro del archipiélago de Mara. Sin embargo, nunca llega a hacerse tedioso, ya que con ello logramos ahondar en la historia y profundizar sobre la personalidad de los distintos personajes que nos mandan misiones. En suma, esta mecánica nos permite saborear todos los rincones de cada isla permitiéndonos meternos en el papel de Koa, que bien podría representar el niño que llevamos dentro y nuestro afán por explorar y aprender para satisfacer nuestra curiosidad.

Además, cuenta con más de 300 misiones que debemos acometer para completar el juego, lo que nos enseña otra lección de vida como es el hecho de cooperar con los demás para conseguir el beneficio común.

Pero la capacidad moralista de Summer in Mara no termina ahí. Ya que en este juego los enemigos a batir son los Elits, una raza alienígena de un planeta ajeno que persigue lograr el máximo progreso tecnológico a costa de explotar los recursos de allá donde van. Estos hombrecillos azules, que representan como el capitalismo más salvaje puede cercenar ese equilibrio natural, han puesto su codiciosa mirada en Mara, y Koa es la encargada de detenerlos. 

Con respecto a otros aspectos del juego, Summer in Mara tiene unos gráficos sencillos pero con un colorido alegre y vistoso que te atrapa desde el primer momento. Su banda sonora, compuesta por Adrián Berenguer, y sus escenas cinemáticas de altísima calidad que recuerdan al estudio Ghibli son otros puntos fuertes de este título que tiene todos los elementos para encandilar a grandes y pequeños.

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