‘Kenshin, el guerrero samurái’: la tragedia tiene forma de cruz

7 marzo, 2021Ignacio Pillonetto

Si existe un héroe japonés reconocido por encima del resto, ese es, sin lugar a dudas, Miyamoto Musashi. El guerrero y autor de El libro de los cinco anillos es una figura reconocida y adaptada como pocas. El cine, la literatura y el mundo de los videojuegos le han tratado con acierto, por norma general, pero hay unas cuantas obras que han sido tocadas por la varita mágica. Un ejemplo es Usagi Yojimbo, del genio Stan Sakai, que ofrece una versión antropomórfica del Japón feudal encabezada por su conocido ronin con cara de conejo. Por supuesto, también hay que destacar el manga Vagabond, de Takehiko Inoue, otro imprescindible para conocer la figura del héroe, además de la estupenda novela titulada Musashi, escrita por Eiji Yoshikawa. Sin embargo, entre tanto listado hay un personaje que también le debe buena parte de su base conceptual a Miyamoto Musashi, y ese es Kenshin Himura, el protagonista de Kenshin, el guerrero samurái.

Acercarse a Kenshin, el guerrero samurái es hacerlo a una historia donde las segundas oportunidades se aprovechan y se ejecutan con acciones, no solo con palabras de arrepentimiento. La espada de filo invertido del espadachín es la prueba más tangible de ello, cansado ya de derramar sangre por sus superiores, aún a costa de los inocentes. El ronin, el vagabundo, el errante, ese es el nuevo Kenshin, creado a la luz de otros personajes históricos, pero donde la sombra de Miyamoto Musashi es más que visible.


EL ORIGEN DE LA CICATRIZ EN FORMA DE CRUZ

La vida de Kenshin Himura está regada por la sangre de sus víctimas, pero ¿qué ocurre cuando un asesino desea redimirse por todos los crímenes que ha cometido? ¿puede ser un héroe o ya es demasiado tarde para mirar hacia adelante? Kenshin, el guerrero samurái: Recuerdos relata, precisamente, cómo Himura Kenshin se convierte en el temido Battosai. La producción animada es uno de los mejores trabajos realizados sobre el guerrero que porta la cicatriz en forma de cruz. Por supuesto, Kenshin, el guerrero samurái: Recuerdos no solo enseña su transformación en un arma viviente, sino que se toma su tiempo para relatar el origen de su característica cicatriz facial. La profunda herida de Kenshin es la perpetuación tangible de sus errores, cientos de muertes que lloran sangre sobre el filo de su espada y de entre las cuales ni siquiera él supo distinguir las de las personas a las que creía amar. El hombre de la espada que raja, El gato perdido, La noche previa al hogar en la montaña y La herida en forma de cruz son los cuatro episodios que desarrollan este especial sobre los orígenes de Kenshin, estrenado en 1999.

Kenshin, el guerrero samurái: Recuerdos es una oportunidad única para descubrir, en toda su esencia, el alcance de la tragedia del espadachín. Hay tantos matices, personajes y secretos descubiertos que su visionado adquiere un poderío superior al de cualquier otro producto basado en el vagabundo pelirrojo. La presentación visual, la calidad de la animación y la madurez de la trama son solo los argumentos más evidentes para acercarse a ella y entender, de verdad, el dolor que siente su protagonista. El final de la historia resulta conmovedor, independientemente de que esta se haya degustado de forma aislada o como complemento al anime y el manga.


UNA NUEVA MIRADA

La historia de Kenshin como aprendiz, hasta convertirse en un asesino profesional, es la historia de un personaje con matices, que apenas sonríe y que desarrolla conflictos internos que poco tienen que ver con los que demuestra el justiciero que presenta el anime. Todo adquiere otra dimensión y alcance en estos recuerdos de su vida anterior.

Kenshin, el guerrero samurái: Recuerdos termina para dar paso a otro relato más luminoso y optimista. La revolución Meiji inaugura una nueva era en Japón y el nombre de Battosai, el asesino parece haberse olvidado, ¿o no? Los rumores sobre su regreso ponen en alerta a un joven vagabundo, un hombre sin rumbo que luce una cicatriz en forma de cruz. Claro que ese errante no es otro que Kenshin Himura, el guerrero samurái, que esconde su anterior identidad detrás de la espada de filo invertido. Si las segundas oportunidades son para aprovecharlas, Kenshin tiene claro que no dejará pasar la suya; esta vez no.

Comentarios (1)

  • McAllus

    9 marzo, 2021 at 10:49 am

    Este anime es maravilloso (el mango no lo he leído) y su precuela un broche de oro para terminar de cerrar su historia. Obligatorio visionado.

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