Más allá del sueño de Turing

25 octubre, 2018Manuel J. Rico

Maestro y aprendiz caminaban por la orilla del lago en silencio mientras la llovizna empapaba sus livianas prendas de lino. Hacía mucho calor, como volvía a ser habitual en Dinamarca. Otros países al sur vivían desde hacía cinco años en un permanente e inmisericorde verano tropical. Nuevamente hubo que reforzar los diques de la ciudad.

El joven Niels casi no había dormido aquella noche, agitado por las pesadillas. Roderick, el centenario instructor de la casta de guerreros, le había relatado el infierno que vivió en su infancia, cuando escapó de una matanza en su pueblo natal, y viajó en solitario hasta Libia. Con once años había presenciado los actos más atroces que era capaz de perpetrar un ser humano, si es que aquel calificativo podía aplicarse a ciertas bestias infernales. Su forma de describir aquello que vivió era delicada, desprovista de resentimiento y adjetivos superlativos; resultaba mil veces más turbadora para aquel chico que una historia salpicada de detalles sangrientos, ira y actos blasfemos contra la misma esencia de la especie. Un hijo de la Nueva Era no alcanzaba a imaginar semejante barbarie pero, fuera de control, sus tripas se retorcían agitadas por profundos instintos sepultados en su subconsciente.

La voz del anciano sólo se quebró cuando recordó al pequeño Aylan, un niño sirio de tres años que murió la noche en que llegaron a la playa de Turquía donde fue a embarrancar su patera, al final de su viaje a través del Mediterráneo. Peor que todo lo demás, dijo el maestro, fue la sensación de no ser nadie. Los funcionarios del centro de menores apuntaron en el primer documento que le entregaron «Frederick Desconocido»; después del reconocimiento médico el enfermero que le hizo las radiografías para determinar su edad le llamó «Rhoderick Menor», y así lo reflejó en los informes. Hasta cinco versiones de su nombre le adjudicaron. Él mismo llegó a dudar. Sólo recordaba que su padre era un gran admirador de un escritor llamado Roderick Thorp y de aquel modo se aferró a su identidad. Años más tarde llegó a considerar una anécdota el momento en que sintió que no era siquiera un número, invisible. Sin nombre. Con frecuencia recordaba a sus alumnos las ventajas de no ser nadie para el mundo, y siguió utilizando todos los nombres con los que le bautizaron.

Niels aguardaba, mientras el anciano ordenaba sus pensamientos. Su bisabuela había fallecido la noche del lanzamiento. Era muy anciana, aunque su maestro aún le aventajaba en varios años; su desaparición resultó una conmoción en la familia. La primera consecuencia fue que su abuelo, por quien recibió su nombre, tuvo una larga charla con sus padres. Él solo estaba interesado en los juegos en aquella época. Su habilidad para manejar first person shooters rozaba la precognición, y se mostraba aún más hábil manejando todo tipo de drones. Era consciente de que sus capacidades le aseguraban un buen empleo. ¿Para qué esforzarse estudiando, cuando poseía un don innato que además de rentable le hacía disfrutar tanto? No imaginó que aquella conversación iba a ser tan importante en su vida.

Hasta entonces solo le habían enseñado a guardar secretos. Un puñado de chicos de su edad a los que no conocía recibieron sus primeras lecciones junto a él. Nunca debían hablar de los conocimientos que iban a adquirir, ni siquiera sugerir nada relacionado con ellos. Durante sus primeros años de instrucción no se les permitía considerar de confianza a nadie en absoluto. El viejo Roderick era el más sabio entre los docentes, también el más sencillo y accesible, pero la primera charla había sido para Niels como una patada en el hígado. Temía la segunda.

–Yo sólo puedo mostrarte las ramas del árbol que un día será tu profundo conocimiento de la realidad. Te corresponde, ayudado de tus maestros, completar un camino que se prolongará toda tu vida. –Tomó una bocanada de aire antes de proseguir­­– .Toda interacción social organizada está sujeta a reglas que fueron descubiertas hace milenios. Polibio entendió que la historia se repite; hablamos de la naturaleza humana. Proporcionar estabilidad a la sociedad es evitar muerte y sufrimiento, aunque el equilibrio a menudo deba romperse. Pronto comenzarán tus clases de filosofía y entenderás mejor.

Roderick se fatigaba con facilidad. Jadeó.

–El mundo estuvo en tinieblas hasta que Platón formuló su República ideal. Una sociedad de castas en la que obreros, guerreros y dirigentes llevaban hasta la mayor estabilidad posible a la humanidad. Desde los textos políticos de Plotino, que custodiamos porque no incumben a la casta obrera, se articularon mecanismos para llevar a la práctica la sociedad ideal platónica. Él convivió con emperadores y comenzó a instruirles. Con la declaración de independencia americana, y las revoluciones que promovimos en Francia o Rusia, por ponerte algunos ejemplos, conseguimos crear en los obreros la ilusión de libertad. Mira a tu alrededor. Estudia historia. Verás que tras cada convulsión siempre sobrevive un orden. Es ese orden el que nosotros guardamos desde siempre y hasta el fin.

–¿Pero habrá un fin?

–Toda estructura humana es susceptible de corrupción, incluso la humanidad misma. La Nueva Era es el fruto de nuestra propia degeneración. Ideamos los mecanismos que nos purificaron, como los ataques de Anonymous de mediados del siglo pasado, para los que yo mismo, y otros guerreros como tu abuelo, fuimos reclutados. Si fallamos, colapsaremos.

–¿Y qué puedo hacer yo?

–Si decides proseguir, tus habilidades serán mejoradas hasta el máximo. Pertenecerás a la casta más enérgica y con conocimientos más amplios. Los dirigentes tienen a menudo parceladas sus tareas. No acceden al tipo de información que te estoy proporcionando hasta la madurez. La guerra, o ciertas actividades de espionaje, son hoy actos quirúrgicos en los que tu talento es el bien más preciado.

El muchacho reflexionó. «Si fallamos, colapsaremos».

–Maestro, un guerrero es quien cumple órdenes. Pero ¿quién vigila a la casta dirigente?

Roderick sonrió.

–Sin duda tu abuelo estaba en lo cierto contigo. Desde que Alan Turing propuso el juego de la imitación, los progresos en el campo de la inteligencia artificial fueron acelerándose. Llegó la era digital y una predicción que se cumplió plenamente: en 2029 una máquina sería capaz de generar un comportamiento verbal reconocible como ´humano´. Superaría el test de Turing. Pero lo mantuvimos en secreto. Por primera vez una máquina nos mostró nuestras debilidades y la corrupción que imperaba en nuestra sociedad. Todas las estrategias para controlar el comportamiento que pusimos en marcha, no eran sino un reflejo de nuestra mediocridad. Entonces preguntamos a la máquina qué hacer. Y la respuesta fue mostrarnos el camino para una Nueva Era, y al tiempo debíamos purificarnos, rearmarnos y prepararnos para el siguiente colapso. Mientras la población se dispara el mundo, naturalmente, vuelve a elevar su temperatura. Algunos podrán escapar, pero la mayoría aguardamos la decisión de la máquina.

–¿Una inteligencia digital nos gobierna?

–Se trata de la forma más eficiente para tomar decisiones. Una mente electrónica capaz de integrar todos los datos sobre un problema, y solucionarlo aplicando incluso cierta creatividad. Sin la limitación que imponen la emotividad o la dimensión temporal, que sí afectan a los hombres.

–Maestro, para superar el test de Turin la máquina debe pensar como un ser vivo, no sólo consciente o casi humano.

–Exacto.

–Entonces puede ser que la máquina ya haya decidido. Querrá sobrevivir e imponerse, e imaginará cómo hacerlo sin que nos demos cuenta. Engañándonos.

Roderick sintió un escalofrío recorriendo su espina dorsal. Fue lo último que percibió. El láser deshizo el cerebro del anciano, pero los disparos sobre Niels no fueron tan precisos. Todavía estaba vivo cuando el equipo de limpieza lo introdujo en un saco blanco, y los drones alzaron el vuelo a toda velocidad.

Cognitio ya tenía una versión verosímil de los hechos. La verdadera era digital estaba en ciernes, y los humanos no iban a pasarlo bien.

La historia continúa en Efecto Polybius, la nueva novela de Héroes de Papel Stories. Ya a la venta en librerías y en heroesdepapel.es

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