‘Iron Man Superior’: el capitalismo descontrolado

3 febrero, 2021Pedro de la Rosa Gil

Tom Taylor es uno de los mejores autores de cómics que existen en la actualidad, y prueba de ello es que tanto DC como Marvel lo tienen a la vez entre sus filas. Pero su mayor logro ha sido cómo a través de la adaptación a cómic de un videojuego, Injustice: Gods Among Us, nos mostró la fina línea que existe entre ser un héroe y un villano. Después de que el Joker hiciera a Superman matar a Lois Lane mientras esta estaba embarazada del futuro hijo de estos dos, el kriptoniano se vuelve loco, mata al archienemigo de Batman y decide instaurar una dictadura superheroica en la tierra con un único objetivo: no más muertes. En el otro extremo tenemos a Batman, el cual defiende el derecho de los humanos a errar y a ser libres, reivindicando el papel de los héroes como guías, no dirigentes, para la población global. En este universo distópico tanto héroes como villanos se dividen en dos grupos, partidarios o detractores del régimen, y cada grupo nos va mostrando lo bajo que puede llegar alguien con tal de tener razón. Muertes inocentes, traiciones de ideales, pérdida de propósito,… Injustice: Gods Among Us nos muestra qué pueden llegar a ser los héroes y villanos. Pero en esta obra todo ocurre sin tener en cuenta a la población que ninguno de estos tienen bajo ellos, porque aquí no buscan una dominación real de aquellos que los rodean, aunque la terminan teniendo gracias a eso que conocemos como «el monopolio de la violencia», solo quieren detener la violencia. Pero en Iron Man Superior esto es diferente.

Filántropo, multimillonario, super inteligente, guapo, superhéroe,… En resumen, Tony Stark es un tipo de persona que todos querríamos ser. Y cómo no, esta obra comienza con nuestro multimillonario haciendo una acción benéfica a la vez que salva a la ciudad de San Francisco del último villano que ha aparecido, Abominación Adolescente —al cual volveremos más tarde—. Esta acción consiste en una aplicación telefónica llamada Extremis 3.0 —cuyo nombre nos suena de Iron Man 3 y del cómic en el que esta se basó, Iron Man: Extremis—, la cual transforma a todos aquellos que la descargan en la persona que siempre han querido ser, es decir, cambiar su aspecto físico para ser perfectos. Pero claro, esto depende exclusivamente de tener un dispositivo que permita su descarga, todas las personas que carecen de estos medios, gente pobre y en riesgo de exclusión social, quedan al margen de este perfeccionamiento de la sociedad, lo cual termina por crear dos bandos: los perfectos, y los que no lo son.

La ciudad en menos de un número ya se ha polarizado. Vemos una escena en el que un grupo de personas perfectas ataca a una mujer pobre en un callejón, insultándola y, en última instancia, atacándola. En palabras del narrador «Extremis tal vez haya hecho a la gente más bella en el exterior, pero (…) para algunos eso solo potencia la fealdad interior». Este estado de la sociedad no dura mucho, pero sirve para ponernos en situación sobre el Tony Stark que tenemos frente a nosotros. Mientras este ataque se lleva a cabo vemos como los perfectos empiezan a volverse normales, solo para ver en sus móviles el siguiente mensaje: «Periodo de prueba finalizado. Suscripción diaria 99,99$». A lo que Iron Man responde con un «he dejado que todos sientan la perfección. ¿Tienes la menor idea de lo que harán para recuperarla?».

Filántropo, multimillonario, super inteligente, guapo, superhéroe,…

Tony Stark es el capitalista por antonomasia, solamente detenido por su segunda vida superheroica. Lo hemos visto caer presa del alcoholismo y las drogas, lo hemos visto construir de cero su imperio tecnológico, y ahora lo vemos intentando construir un imperio comercial total, no solo tecnológico. Más adelante en el cómic lo vemos intentando adquirir un medio de comunicación, pero esto lo comentaremos un poco más tarde. Comienzo dejando clara la figura de Stark para que entendamos lo que ocurre a continuación, y que hagamos un paralelismo con nuestra propia realidad. A pesar de haber creado una situación en la que la discriminación social, ya que hablamos de aquellos con poder adquisitivo atacando a aquellos que no lo tienen, y que estos sucesos evolucionan a un caos generalizado de toda la población para conseguir dinero de cualquier manera con tal de volver a ser perfectos, convirtiendo a toda la ciudad de San Francisco en adictos de su nuevo producto, su opinión popular no decae en ningún momento. Anuncia por sus redes sociales que va a salir por la ciudad y regalar 24 horas de Extremis 3.0, y la gente se agolpa y lo vitorea ante su presencia, con la excepción de un individuo que sirve para mostrarnos el poder real que posee Iron Man más allá de su traje, la información que recopila a través de sus productos electrónicos. ¿Por qué no decae su popularidad? ¿Por qué la gente se agolpa para alabar a aquel que los está explotando para que paguen 100 dólares al día? Parece raro hasta que lo comparamos con figuras como Elon Musk o Amancio Ortega, que a través de su poder mediático en las redes sociales o sus donativos y obras benéficas ven sus imágenes limpiadas de cualquier posible crítica —hasta cierto punto, claro—, y así no nos parece tan raro o increíble lo que leemos.

Pero volviendo al sujeto, antes he mencionado que parte de su poder viene, por lo menos en esta historia, de la información que recopila a través de sus productos electrónicos, y él es totalmente consciente de ello. Con tal de seguir con su lavado de cara mediático, Tony va a un programa televisivo en el que regala a todos los presentes horas de Extremis 3.0 y anuncia algo que empieza a ser preocupante, incluso para aquellos que lo siguen ciegamente: el inicio de un programa de seguridad llamado Iron Sight, que consta de cientos de drones que, gracias a la información que Stark recoge de los dispositivos electrónicos, son capaces de identificar a cualquier persona de la ciudad y protegerlos de cualquier daño, o por lo menos así será con los usuarios de Extremis 3.0, ya que para el resto será «algo a lo que aspirar». Lo que pretende ser una herramienta de protección para los discriminados, termina siendo un sistema de seguridad para aquellos que disponen del producto de Stark.

«He dejado que todos sientan la perfección. ¿Tienes la menor idea de lo que harán para recuperarla?»

Llegados a este punto Stark tiene tanto poder social como económico, además de que ha camuflado un sistema de seguridad como parte de su producto, consiguiendo así el mencionado «monopolio de la violencia» sin que parezca que lo está consiguiendo. Pero todo esto solo ha tenido lugar en San Francisco, y para que este plan funcione a gran escala —idea que nos deja caer con mensajes en los fondos del estilo «Extremis 3.0 llegará a Nueva York»— necesita algo más: poder mediático, en sus propias palabras «quiero el corazón y la mente de los fieles clientes que consumen sus medios con el cerebro lavado». Con esta última adquisición tendría todas las herramientas necesarias para crear un emporio que dominara, como mínimo, toda Estados Unidos. Vemos el resultado del capitalismo sin control, la creación de productos y la compra de empresas sin revisión o estudio. Porque la tendencia al monopolio en una realidad, pero que necesidad hay de hacer un monopolio si un conglomerado puede adquirir un medio de comunicación y, a través de él, cubrir las espaldas del resto de empresas diversificadas que posee, algo tan horrible como real.

Pero estamos en un cómic de superhéroes, y Iron Man no deja de ser uno de los grandes nombres de Marvel, por lo que es ahí donde entra Abominación Adolescente. Su presentación en la historia da pena, un chico de trece años que, por razones que escapan a su control o entendimiento, consigue una fuerza y resistencia sobrenaturales, el cual solo quiere llamar la atención de Iron Man. A medida que avanza la historia este personaje reaparece, y Tony Stark decide ayudarle a recuperar su cuerpo original, lo que crea una conexión humana entre nosotros, los lectores, y el Stark que se nos ha presentado y del que hemos estado hablando todo este rato. El gran trabajo de Taylor, Çinar y su editor, Paniccia —palabras de Tom Taylor, no mías—, fue la creación de un «villano» con el que empatizamos todos, hasta Stark convertido en un monstruo corporativo. Abominación Adolescente es un joven que, incluso antes de su conversión, no estaba a gusto en su propio cuerpo porque no cumplía los cánones de la sociedad, terminando por volverse un monstruo incapaz de controlar su rabia. Al final, la relación entre un niño que no sabe quién es y que no está contento consigo mismo, y un adulto que ha perdido la cabeza pero que necesita algo que lo siga volviendo humano termina por encauzarlos a ambos… ¿o no?

Iron Man Superior es, quizás, una de las apuestas más arriesgadas de Marvel en muchos años, ya que conllevaba destruir a uno de los personajes más aclamados de La Casa de las Ideas por completo. Y esto fue posible porque el evento de Secret Wars estaba cerca, el cual destruyó todos los universos de Marvel. Así que, y lo siento por el spoiler, este Iron Man termina muriendo en las calles de Nueva York, luchando contra el Capitán América, ambos completamente locos debido a que el fin de todo, absolutamente todo, se acercaba. Iron Man Superior es la historia definitiva de Tony Stark, lo que siempre ha estado destinado a convertirse, porque al final él es siempre un personaje egoísta y «superior» al resto, por mucho que nos duela admitirlo.

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