Final Fantasy X: Listen to my story
Final Fantasy es sin duda una saga que despierta en mí un profundo sentimiento de nostalgia, ternura, recuerdos felices y aprendizaje. Además, supuso mi incursión en el mundo de los videojuegos. Desde pequeña, en mi casa habíamos tenido distintas videoconsolas y me lo pasaba en grande viendo cómo mi hermano jugaba, pero no fue hasta el año 1997, cuando llegó a nuestros hogares Final Fantasy VII y mi visión sobre los juegos cambió por completo. Aquel título era más que un entretenimiento para pasar el rato. Era un relato de superación, amor, política, problemas medioambientales y sociedades utópicas, un juego que por aquel entonces no logré entender en su totalidad, pero aun así me encantó. Un tesoro que con el paso de los años he aprendido a amar todavía más, no solo por sus novedades gráficas, jugables y sus sobresalientes diseños y escenarios para el mo- mento, sino por lo que implicó para la industria del videojuego, y lo mucho que nos enseñó sobre la forma de construir personajes y conmovedoras historias que aún hoy trascienden en nuestros corazones. Pero no fue hasta 2002 cuando yo, teniendo 11 años, por fi n me lan- cé a jugar por mí misma a un Final Fantasy. Aquel fue Final Fantasy X, y desde ese mismo momento hasta día de hoy, continúa siendo mi videojuego favorito. Os preguntaréis por qué, si hay decenas de juegos maravillosos en el mercado con historias de fantasía conmovedoras, mecánicas jugables mucho más amplias e innovadoras y gráficos sobresalientes. Final Fantasy X llegó a mi corazón por distintos motivos. El hecho de que por primera vez pudiéramos disfrutar de un doblaje (¡adiós a los queridos bocadillos y al «allé voy»!), de que los escenarios gozasen de esa tridimensionalidad nunca vista, además de unas fantásticas cinemáticas y un renovado sistema de combate por turnos, unido a unos diseños, personajes y una banda sonora que me llegaron al alma, lo han convertido para mí en un juego insuperable. Cada vez que el piano comienza a sonar y entona las primeras notas de To Zanarkand, simple-mente se me ponen los pelos de punta.
En la décima entrega comenzamos siendo un protagonista mimado, acostumbrado a vivir como una estrella del blitzbol, un deporte similar al balonmano que se practica bajo el agua en el mundo de Spira, y que a pesar de gozar de todas las comodidades del mundo y tener una madre atenta y cariñosa, vive resentido por el trato con su padre: Jecht. Para Tidus, nuestro personaje principal, Jecht va a ser uno de los pilares principales que supongan un cambio radical en su actitud y personalidad. Sacado de su universo de golpe por el antagonista principal, Sinh (シン), Tidus viaja a un mundo que parece formar parte del pasado. Sus gentes, costumbres y tecnología son propias de hace 500 años, y viven en un miedo constante a la destrucción y el pecado, subyugados por la religión.
No obstante, a pesar de estar atormentado por un sentimiento de soledad profundo al inicio, con el tiempo Tidus se dará cuenta de que nunca se había sentido tan acompañado y realizado como al ayudar a nuestra segunda protagonista: la Invocadora de Besaid, Yuna. Su misión está muy clara desde el comienzo: tienen que destruir a Sinh, un ser monstruoso que representa todos nuestros pecados y vuelve a atormentarnos una y otra vez para destruir pueblos, familias e ilusiones. En definitiva, el terror de Spira y el motivo principal que ha conducido a que sus habitantes se hayan aferrado a la religión que los doblega.
Final Fantasy X es un relato de superación, de lucha constante contra nuestra culpa y miedos, que resalta la importancia del sacrificio, la humildad y la lucha. Todos los personajes que acompañan a los protagonistas, aun siendo muy diferentes, nos enseñan numerosas lecciones y cautivan con su personalidad, incluidos sus defectos. No dudan en saltarse las normas, si estas actúan como cadenas para el progreso, no dudan en arriesgarlo todo por aquellos que aman, pese a que después las consecuencias puedan ser terroríficas. Y es ese proceso en el que los personajes pasan de ser niños a adultos en el que Final Fantasy X brilla más, por su maestría al contarlo, por sus increíbles detalles y por la puesta en escena, impensable años atrás debido a las barreras tecnológicas de la anterior generación de consolas. A día de hoy, sigo soltando una lágrima al ver la icónica escena de Tidus y Yuna en el lago de Macalania mientras suena Suteki Da Ne (素敵 だね). ¿Cuántos de vosotros regresasteis a Luca para poder rememorar esta cinemática tras pasaros el juego? Yo lo he hecho cientos de veces. El amor siempre ha sido una de las piedras angulares en muchos Final Fantasy, pero no fue hasta el X cuando lo vivimos de manera más palpable. El relato de Tidus y Yuna conmovió a tantos jugadores que por vez primera un Final Fantasy recibiría una secuela directa, aunque para tristeza de muchos no gozase de la calidad y brillo que tenía su predecesor. Un amor puro y sincero, un amor sacrificado, un amor sin egoísmos ni recelos que condujo a nuestros protagonistas a uno de los finales más emotivos de la historia de los videojuegos. Nadie deseaba ver a Tidus marcharse, pero así fue por el bien de Spira y para dar significado a todos los sacrificios que vinieron antes. Sin haber enseñado la Zanarkand de ensueño a Yuna, sin haber cumplido todos sus planes y proyectos juntos, sin haber podido jugar más ligas con los Besaid Aurochs (¡paquetes!), nuestro protagonista nos dejó con un profundo sentimiento de tristeza parecido al vivido en películas como Gladiator o El último samurái. Un auténtico héroe pone por encima de sus propios deseos a sus seres queridos, al honor y al bien sin dudar a la hora de afrontar el más duro de los sacrificios para protegerlos, aunque el miedo sea paralizante. Personalmente, es mi historia de amor favorita en un videojuego, seguida de cerca por Zack y Aeris. A continuación, os invito a leer un análisis exhaustivo de la construcción del juego, sus personajes, historias, desarrollo, mecánicas, escenarios, banda sonora…
Espero que lo disfrutéis como niños. No hay nada como revivir historias conmovedoras y conocer todos sus secretos y curiosidades. Os dejo con La leyenda Final Fantasy X.
«Listen to my story,
this may be our last chance».
Tidus
*Prólogo extraído del libro La Leyenda Final Fantasy X, de Damien Mecheri, disponible en tiendas y en heroesdepapel.es*