Super Smash Bros Ultimate: un homenaje a los videojuegos

24 enero, 2019Jorge Hijosa Nieto

Cuando allá por 2015 se conocieron las primeras noticias sobre la llegada de una nueva consola de Nintendo, conocida entonces como NX, todos sabíamos qué juegos podrían llegar a ella: un The legend of Zelda, un Mario acompañado de su variante de karts, quizá con suerte un Pokémon…y un Smash Bros. El juego de lucha vio la luz en Nintendo 64 y es una de las sagas de éxito más jóvenes de Nintendo, aunque en este mes de enero acabe de cumplir veinte años. Desde la salida de este primer Smash una nueva entrega ha acompañado a cada máquina de sobremesa, y a la 3DS, que ha lanzado Nintendo. La salida de este Super Smash Bros: Ultimate, no pilló, por tanto, de sorpresa a nadie. La duda estribaba en si Sakurai, sempiterno director de la saga, se conformaría con adaptar el Smash 4 publicado en Wii U y 3DS o se animaría a crear un nuevo título. Fue en el E3 de 2018 cuando comenzamos a saber la respuesta: este sería el mayor juego de la saga y su reclamo fue que “todos volvían”.

En efecto, todos los luchadores que hubiesen aparecido en alguno de los títulos anteriores han vuelto. Es el caso de Solid Snake o de Wolf, quienes aparecieron en Smash Bros Brawl, o de Pichu, quien no aparecía desde el Melee de GameCube. A los retornos debemos sumar la llegada de unos cuantos personajes nuevos como Simon Belmont, de Castlevania, o King K. Rool, el icónico villano de la saga Donkey Kong. El resultado es un elenco que apabulla en números, con setenta y seis luchadores a los que se suman la Planta Piraña para los primeros compradores del juego y los cinco previstos en los correspondientes pases de batalla -de los cuales ya conocemos a Joker de Persona-. El resultado es difícilmente mejorable y solo se me ocurre la inclusión de un Waluigi que sigue siendo injustamente marginado por sus creadores.

El número de ayudantes, escenarios, piezas musicales y espíritus, una novedad de la saga que sustituye a los clásicos trofeos y en los que profundizaremos más adelante, no se quedan cortos. Tenemos más de cien escenarios, algunos de los cuales son destruibles parcialmente o varían durante el combate, más de 900 piezas musicales -el propio juego incluye un modo mp3 para ponértelas de fondo-, un número ingente de ayudantes…Un título tan abierto y con tanto contenido que es prácticamente imposible que tengamos dos combates iguales, aunque sean los mismos luchadores combatiendo en el mismo escenario.

Mecánicamente Ultimate no pretende ser una revolución, sino un refinamiento de una fórmula de probado éxito. Los expertos en la saga afirman que su ritmo estaría a medio caballo entre el tan loado Melee de los puristas y el más accesible Brawl. Con el stick derecho realizamos los ataques smash, pulsando el B ejecutamos los ataques especiales y con la A damos patadas y puñetazos. Según la dirección que pulsemos todos estos golpes cambian. Contamos con otro botón para saltar, otro para cubrirnos y otro para realizar agarres. Ya está, no tiene más misterio. Ultimate es un juego relativamente sencillo de aprender, pero tremendamente complicado de dominar. Sin entrar en las sutilezas del mundo competitivo, el amplísimo elenco de luchadores y el gran número de combos propios que tiene cada uno de ellos provoca la necesidad de especializarnos en unos cuantos. Es en este punto donde radica una de las grandezas de este título, puesto que los personajes están más o menos equilibrados y dependerá de la habilidad del jugador como se desenvuelvan en combate. En el “debe” de Ultimate cabe señalar la existencia de cierto input lag, aunque no es especialmente grave para los que, como un servidor, somos neófitos en la saga.

Toda esta inmensidad de luchadores, escenarios y músicas se ve acompañada por un no menor número de modos de juego que nos mantendrán pegados a la pantalla durante un buen número de horas. Pese a las súplicas por el retorno del modo Emisario subespacial de Brawl este no ha regresado, pero en su lugar Sakurai nos ofrece una aventura llamada El mundo de las estrellas perdidas. En él nos cuentan como Master Hand, el villano clásico de la franquicia, ha conseguido derrotar a todos los luchadores del título para clonarlos y ponerlos bajo su control. El único superviviente ha sido Kirby, -cuyo creador es, sorpresa, Sakurai-, quien deberá rescatar a sus amigos derrotando a los clones. Para ello deberá desplazarse por un mundo de tamaño considerable formado por casillas como si se tratara de un juego de mesa. Una vez liberados, los demás luchadores se unirán a tu plantel y podrás escogerlos para nuevos combates. Con nuestras victorias también obtendremos esferas de habilidad que nos permitirán mejorar características como su fuerza o su escudo.

Ultimate introduce en este modo una de las mayores novedades a nivel jugable de la saga: los espíritus. Estos son una especie de cartas que representan a más de 1.200 personajes procedentes del mundo de los videojuegos y que aparecen divididos en tres clases: ataque, defensa y agarre. Además, cuentan con nivel y diversos bonus que nos benefician si decidimos utilizarlos en nuestro próximo combate. Esto es algo que solo podremos hacer una vez los hayamos desbloqueado derrotándolos en desafíos diseminados por el mapa. Aunque los espíritus en sí no luchan, Ultimate modifica el aspecto del plantel de luchadores o les da alguna habilidad característica de estos para que se haga más patente su presencia en la lucha. Debemos escoger con cuidado qué espíritu equipar, ya que funcionan con un sistema basado en el clásico papel, piedra y tijera en el que el ataque vence al agarre, el cual gana a la defensa que a su vez derrota al ataque. Al derrotar a nuestro adversario el espíritu que llevemos equipado sube de nivel, pero para acelerar las cosas también podremos entrenarlos o, directamente, invocar a algunos de los más poderosos utilizando puntos de orbe, que también nos darán como recompensa por nuestras victorias.

También tenemos el modo tablero de espíritus, consistente única y exclusivamente en desbloquear algunos de los espíritus que están disponibles en ese momento y que se van renovando cada cierto tiempo. Nintendo organiza de vez en cuando eventos especiales en los que los espíritus a rescatar proceden de determinadas sagas o se nos beneficia con experiencia adicional para que suban de nivel más rápido.

Por si todo este contenido pudiera resultarnos escaso, Ultimate nos presenta algunas propuestas más. Por un lado, tenemos un modo asalto, con tres submodos a su vez, en el que tendremos que hacer frente a una serie de desafíos como hordas casi inacabables de enemigos a los que vencer. También podemos jugar a un modo arcade totalmente personalizado según el luchador que hayamos escogido, por lo que nuestros adversarios pertenecerán a la misma saga o tendrán una característica común con nuestro personaje En él tendremos que superar a una serie de siete oponentes, una pantalla de bonus y un jefe final. Podremos ajustar la dificultad mediante un mural que aparece antes de los combates. Además, tenemos el clásico modo Smash para configurar las luchas a nuestro gusto y cuyo mayor atractivo podría ser la clásica partida multijugador local. Por supuesto, el título incluye un modo online.

Gráficamente hablando el juego no parece haber experimentado una mejoría sustancial respecto a su predecesor, pudiendo hablar más bien de ligeros retoques. El juego se ve a 1080p en el modo tv mientras que si jugamos en modo portátil la resolución desciende a 720p. El rendimiento en el modo portátil es sobresaliente, pudiendo apreciarse el título tremendamente nítido y sin ninguna merma en su rendimiento alcanzando los 60 fps.

En definitiva, este Ultimate hace honor a su título y se trata de la entrega más completa y definitiva de Smash. Este se convierte por méritos propios en uno de los mejores videojuegos de la híbrida de Nintendo, pero no solo es un sobresaliente título de lucha, sino que es uno de los más bellos homenajes al mundo de los videojuegos jamás hecho. Ello se debe a que además de contar con los personajes que resumen la historia de Nintendo también tenemos otros que simbolizan la de los videojuegos en su conjunto. Es el caso de Solid Snake, ícono de la primera Playstation, Pac-Man, representante de la época más arcade, Sonic, la mascota de una Sega que protagonizó una auténtica guerra con Nintendo durante los 90, o Simon, cuyo Castlevania fue tan importante en la evolución de la industria. Se me ocurren pocos homenajes mejores que reunirlos a todos en un título adornado con tantos detalles. Sin embargo, no solamente es un homenaje al mundo de los videojuegos, sino también a los propios jugadores que podrán recrear sus partidas a Street Fighter o a Pokémon. Y es que escoger al Entrenador Pokémon y enfrentarse a Pikachu en el estadio de la Liga Pokémon mientras suena la melodía principal de Pokémon Rojo y Azul removerá cosas en más de uno.

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