El pesar del héroe en ‘Kimetsu no yaiba’

26 febrero, 2021Ignacio Pillonetto

Un genio encerrado en una lámpara. Un mensaje en una botella. Una espada enterrada. Armas, criaturas ancestrales y objetos mágicos que aguardan ser despertados de su letargo, pero ¿alguien había pensado en un demonio femenino oculto en el interior de una mochila? Pues Koyoharu Gotouge, la creadora de Kimetsu no yaiba, Demon slayerGuardianes de la noche. Tal y como se conoce por aquí, parece que sí lo hizo cuando decidió que Nezuko fuera uno de los personajes principales de la sorprendente historia que protagoniza Tanjiro Kamado, el carismático cazador de demonios de Kimetsu no yaiba.

Los grandes personajes cuentan historias complejas, donde, en muchas ocasiones, es la dicotomía de su propia esencia la que les define como héroes. Veamos qué ocurre con Batman y Superman. El héroe de Gotham lucha contra el crimen para impedir que su trauma se repita y, para hacerlo, se disfraza como una bestia nocturna. Batman se mueve entre líneas oscuras, extremadamente delgadas, para convertirse en el azote de los criminales En el caso de Superman ocurre lo opuesto y es un extraterrestre, que cuenta con los poderes de un dios, el que debe recordar al hombre cuáles son sus máximas virtudes, porque Superman representa lo mejor de la humanidad. Superman, en toda su magnificencia, se hace hombre para que el ser humano pueda verse reflejado en él. Tanjiro es un cazador de demonios, pero viaja con uno. No hay mejor modo de representar ese peso que no sea a través de la mochila que carga en cada capítulo, como si fuera la misma roca que Sísifo balancea sobre sus hombros. En el mito, Sísifo empuja una roca gigante cuesta arriba, pero antes de llegar a la cumbre, esta se le cae rodando. Algo similar ocurre en Guardianes de la noche y aquí es Tanjiro quien debe empujar la roca, condenado a revivir el trauma de la conversión de su hermana y el asesinato de su familia. Y con esta premisa se sustenta el motor que mueve la trama, hasta que llegue el momento en que Tanjiro se despoje del peso de la roca gigante que, en este caso, significará la cura de Nezuko. Mientras tanto, que tiemblen los demonios.

La historia de Tanjiro Kamado es la de un joven amable, generoso y humilde. El protagonista de Kimetsu no yaiba cumple a la perfección su papel como héroe, aunque comience siendo uno demasiado plano. Sin embargo, lo interesante en él no se encuentra en su falta —en principio— de matices, sino en la determinación y en el amor que profesa por su hermana, su último vínculo familiar, tras el asesinato de su madre y el resto de sus hermanos. Tanjiro tiene que avanzar y volverse más fuerte para seguir protegiendo a Nezuko, aunque esta se haya vuelto un monstruo. A partir de la mutación de su hermana, la resolución del joven le lleva a ponerse bajo las órdenes de Sakonji Urokodaki, un sabio con careta de tengu. Durante el entrenamiento, la personalidad de Tanjiro no se modifica en exceso, al contrario que su fuerza, que sí lo hace, gracias a las enseñanzas de Urokodaki. En otras palabras, Tanjiro tiene que situarse a la altura de los demonios si pretende, realmente, hacerles frente. En Guardianes de la noche no hay medias tintas y Tanjiro sabe que, para vencer, debe matar. Y ahí es donde radica su particular punto de disonancia, en cómo un joven, que es pura bondad, debe asesinar para salvar el alma de su hermana.


LAS MÁSCARAS

Uno de los principales alicientes de Guardianes de la noche está en las máscaras que usan los cazadores de demonios: un tengu, jabalíes y zorros; buena parte de las bestias tradicionales de la cultura japonesa se dejan ver sobre los rostros de los cazadores, a cual de ellos más carismático. La máscara de jabalí que porta Inosuke Hashibira es una de las más llamativas, un guerrero bruto, terco y musculoso, que forma parte de ese grupo de secundarios de lujo dentro de la obra de Koyoharu Gotouge.


LA RESPIRACIÓN DEL AGUA

Ya lo decía Bruce Lee: «Be water my friend», porque el agua puede amoldarse y destruirlo todo por igual. Desde erosionar la roca más dura, hasta volverse cuadrada o redonda, en función del recipiente que la contenga. El agua puede amoldarse a superficies estrechas, anchas o de gran altura y, cuando quiere, también sabe pegar con fuerza. La filosofía de combate de Tanjiro se basa en esta premisa, un sistema que controla la respiración, al mismo tiempo que ofrece el conocimiento de diferentes posturas de combate con la espada. El anime recrea estos momentos con una plasticidad fantástica, superando el impacto visual que, por otra parte, ofrece el manga. ¿Ya sabes cuál es tu favorita?

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