El mercado de las Mini

14 enero, 2019Alejandro Redondo

Desde el lanzamiento de NES Mini el 11 de noviembre de 2016, los amantes de los videojuegos retro viven uno de sus mejores momentos a los mandos. El enorme éxito de la consola clásica de Nintendo demostró que en el mercado hay cabida para este tipo de propuestas, y motivó a numerosas compañías a luchar por una parte de tan suculento pastel. En estos dos últimos años hemos tenido ocasión de ver tanto numerosas recopilaciones de títulos de la vieja escuela —por ejemplo, el reciente SEGA Mega Drive Classics—, como nuevos sistemas de tamaño reducido que se han unido a la propuesta de la compañía de Kyoto: desde la propia SNES un año después, hasta la reciente NEO GEO Mini, con su peculiar Christmas Edition incluida. La última en subirse al carro de cara a la reciente campaña navideña ha sido SONY con PlayStation Classic, que llegó a tiendas el 3 de diciembre de 2018 a un precio de 99,99€.

Sobre el papel, la idea de tener una versión mini de una consola con un catálogo tan memorable como el de PS1 resultaba atractiva para cualquier jugador. Los precedentes de Nintendo invitaban a pensar en un nuevo éxito de este nuevo modelo de negocio. Sin embargo, la realidad ha sido muy distinta, y la mala recepción por parte del respetable y la prensa especializada ha obligado a la multinacional nipona a realizar un movimiento agresivo: solo tres semanas después de su lanzamiento, la más pequeña de la familia podía encontrarse en la mayoría de superficies a sólo 59,99€, lo que supone una rebaja del 40%. Aunque no han trascendido números de venta a nivel mundial, sí sabemos que en su primera semana vendió 120.000 unidades en Japón, donde NES y SNES mini lograron en el mismo periodo 261.000 y 340.000 unidades, respectivamente. ¿A qué se debe esta diferencia? ¿Ha sido un error estratégico o existen factores externos influyentes en estos datos?

Aunque las comparaciones son odiosas, comprender el decepcionante debut de SONY en este campo pasa por analizar antes el éxito que la propia Nintendo ha cosechado con sus dos productos, además de conocer parte de la historia de estas consolas en miniatura. Porque lo cierto es que, mucho antes del anuncio de la propia NES Mini, ya podían encontrarse en tiendas algunas propuestas de esta guisa bajo el sello de AtGames, una compañía china que comenzó a trabajar con productos licenciados de SEGA allá por 2005. Suyas han sido obras como Mega Drive Classic o, desde 2011, la serie Atari Flashback, con decenas de juegos preinstalados por un precio de en torno a 60€. Sin embargo, ninguno de estos productos consiguió enamorar a los fans más nostálgicos debido a la baja calidad de sus materiales, a los problemas con la emulación o a los fallos en los controles inalámbricos de algunos modelos, entre otros sonados problemas.

Sabedores de que este tipo de consolas retro tienen un alto componente coleccionista, la primera victoria de Nintendo consistió en comprender a la perfección qué era lo que sus seguidores demandaban, y ofrecérselo: NES Mini era un producto oficial, bien construido y fiel al sistema original, con un mando conectado mediante cable y una emulación perfecta creada para la ocasión. Además, la elección de los 30 títulos preinstalados, su precio oficial de 59,99€ y una fecha de salida cercana a las navidades se convirtieron en la excusa perfecta para hacerse con ella. El movimiento de Nintendo estuvo tan bien planificado, que consiguió conectar con la mayoría de jugadores desde el mismo anuncio de la consola, asegurándose una expectación sin precedentes en este campo cuatro meses antes del lanzamiento oficial.

Pero sin duda, otra de las claves del éxito de NES Mini estuvo en la limitación de su stock. No es la primera vez que la compañía de Kyoto juega con el número de unidades disponibles para convertir a su nuevo producto en un objeto de deseo. Como ya ocurrió con el lanzamiento de los primeros amiibo, reservar o comprar la consola el día de lanzamiento se convirtió en una tarea casi imposible. Si en esas semanas previas aún quedaba algún indeciso, a buen seguro optó por reservar la nueva máquina ante el miedo de quedarse sin ella y no poder comprarla en el futuro, especialmente tras ver su rápida revalorización entre los especuladores. Tantos jugadores se quedaron sin ella, que Nintendo volvió a lanzar NES Mini el 29 de junio de 2018 —año y medio después—, y durante las siguientes 48 horas logró vender en Estados Unidos más unidades que PS4 o Xbox One en todo el mes.

En el caso de SONY y su PlayStation Classic, son varios los factores que han jugado en su contra. Algunos de ellos son inherentes a la propia historia de la consola original —los 32 bits no han envejecido tan bien como los 8 o 16 bits, y además es mucho más fácil que el público siga teniendo una PS1 original en casa— pero la mayoría de ellos nacen como consecuencia de una mala planificación e investigación de mercado. La sensación es que los nipones han acelerado al máximo la fabricación de su consola para aprovechar el hueco que Nintendo dejaba estas navidades al no anunciar N64 Mini. El resultado final es el de un producto a medias, que no ha dejado satisfechos a los aficionados del sistema al incluir mandos sin vibración ni sticks, una emulación de baja calidad con tasas de refresco mejorables y una elección de juegos extraña y sin localizar.

A diferencia de Nintendo, las sucesivas informaciones sobre la consola —desde su precio hasta el anuncio del catálogo completo en perfecto inglés— han ido restando atractivo a un producto que tenía todas las facilidades para ser un éxito de ventas, pero que ha quedado lastrado debido a decisiones precipitadas y poco cuidadosas con el aficionado. El resultado a corto plazo fue la cancelación masiva de las reservas de la consola en nuestro territorio, y la pérdida de interés entre la comunidad, que no ha dudado en destacar todas los problemas de la máquina una vez ha llegado a tiendas. Ahora, son muchos los comercios que buscan deshacerse de un stock abundante para el que no encuentran público, lo que probablemente acabe desembocando en nuevas caídas de precio que sí afectarán al aficionado más fiel que decidió confiar en SONY a pesar de todo.

La popularidad de consolas mini previas a la llegada de PlayStation Classic indican que hay mercado suficiente como para garantizar la viabilidad de este tipo de productos, pero tratándose de un campo tan complejo como el de la nostalgia, el mimo por el resultado final y un precio al alcance de todos los bolsillos son factores determinantes para asegurar su éxito. SONY ha fallado en ambos, desaprovechando una oportunidad brillante de homenajear a su sistema más célebre y devaluando el producto con una rebaja superior a los 40 euros solo 23 días después. Ahora, con la lección aprendida, probablemente pasen unos años hasta la próxima incursión de la marca PlayStation en el mercado de las mini. Para entonces, esperemos que con un resultado muy distinto. Cuando se trabaja pensando en el aficionado, ganamos todos.

 

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