‘Cards of the Dead’: Zombies a la carta

19 noviembre, 2021Isaac López Redondo

cards of the death

Supongamos que la vida nos pone a prueba, que nos toca hacer frente a una situación límite, que el tiempo corre en nuestra contra y no queda más salida que enfrentarnos a ellos. Están por todas partes. Surgen repentinamente de las sombras, sedientos de sangre. Es preciso huir. No hay espacio para la duda, no hay un rumbo marcado ni un destino concreto al que debamos llegar. Hay demasiadas preguntas en nuestra cabeza pero no sabemos dónde empezar a buscar respuestas. Y ellos están por todas partes. No podemos escapar sin más, pero tampoco pertrecharnos en el primer refugio que encontremos en estas oscuras calles por las que ahora deambulamos. La comida escasea. También las armas. Y lo más preocupante es que el antídoto que nos mantiene con vida también se agota. Sería fatídico. Convertirnos en uno de ellos, quiero decir. Parece un destino inevitable, pero no vamos a rendirnos fácilmente. Comienza el camino. Luchemos contra ellos y contra el virus que recorre también nuestras venas…

Seguramente el contexto que acabamos de describir te resulte familiar. Tal vez no sea la primera vez, ni tampoco la última, que te hayas embarcado en una aventura de supervivencia frente a la pantalla del ordenador o a los mandos de tu consola. Aunque esta vez es diferente. Probablemente se trate del enésimo apocalipsis zombie en el que te hayan propuesto sumergirte, pero la ocasión resulta especial al tratarse de un género  atípico: el de los juegos de cartas. A priori puede parecer extraño implementar los elementos propios de un survival horror en un título de estas características, donde los peligros y enemigos a los que hemos de enfrentarnos se encuentran debajo de cada carta, pero también los recursos que podemos utilizar para tratar de sobrevivir en un ambiente aterrador y hostil. Sin embargo, la fórmula funciona.

cards of the death

En la pantalla, las cartas aparecen boca abajo. Cada elección es determinante. Nuestro avatar tendrá dos medidores: el primero indica la vida o energía del personaje; si llega a cero, la aventura termina. El segundo contabiliza las dosis del antídoto que nos permite aplacar la misteriosa infección que ha invadido nuestro organismo. Cada vez que levantemos una carta, consumiremos una dosis de antídoto. Si el antídoto se agota, la infección actuará de inmediato y empezará a consumirse la barra de vida. La estrategia a seguir pasa, por tanto, por vigilar en todo momento el nivel de vida y la cantidad de antídoto que resta. Survival horror en estado puro, vaya. Lógicamente, bajo las cartas se puede encontrar tanto comida, que regenera la vida, como inyecciones, que contendrán la misteriosa infección. Entre los recursos, contaremos con armas de todo tipo. Ya se sabe, todo ese repertorio de objetos con el que se ha enriquecido el imaginario colectivo gracias a las pelis de zombis: cuchillos, botellas rotas, bates de béisbol reforzados con clavos, motosierras, pistolas, granadas de mano, cócteles molotov… Todos esos objetos que van apareciendo pueden formar parte de nuestro inventario para ser usados en cualquier momento.

Bajo las cartas surgen también enemigos que constituyen amenazas diferentes: en el instante en el que se desvela el contenido de la carta no recibiremos ningún daño, pero tendremos que tomar una decisión de inmediato, ya sea utilizar un arma para acabar con el enemigo en cuestión o levantar otra carta en busca de nuevas opciones. Si optamos por lo segundo, el zombie o la criatura nos infligirá la cantidad de daño que está marcada en la esquina inferior derecha de la carta en cuestión. En la esquina superior izquierda está marcada la salud del enemigo. Y, como podrás imaginar, hay enemigos con diferentes capacidades de ataque, niveles de salud y también con habilidades especiales. Algunos de ellos tardarán varios turnos en causarnos daño, por lo que habremos de optar entre acabar con ellos o escapar del lugar en el que nos encontremos gracias a una carta que marca la opción de salida. Solo así podremos terminar las fases que componen cada escenario. En nuestro camino podremos explorar también refugios, farmacias o gasolineras, lugares todos ellos emblemáticos para el género del apocalipsis zombie. Al final de cada escenario tendremos que acabar con un enemigo mucho más poderoso o resolver un pequeño puzle. Y hasta ahí podemos leer. 

La experiencia de gestionar el inventario y emplear cada recurso en el momento adecuado resulta bastante satisfactoria. El apartado narrativo cumple con su cometido. Su trama no desborda precisamente originalidad, pues los tópicos propios de este tipo de historias apocalípticas ampliamente recreadas en la literatura, el cine y, por supuesto, los videojuegos, están presentes en todo momento. La búsqueda de una serie de documentos –obviamente ocultos también bajo las cartas– permitirá reconstruir el origen de esta pandemia fatal y las implicaciones de sus protagonistas. Pero, como digo, nada que sorprenda, conmueva o contribuya de manera definitoria a la inmersión.

cards of the death

Básicamente, Cards of the Dead traslada a la pantalla la experiencia intacta que podríamos experimentar en un juego de mesa en solitario, donde el jugador comienza la partida con las manos vacías y va consiguiendo y desechando cartas a medida que pasan los turnos, una especie de deckbuilding en el que el tamaño de nuestro mazo siempre estará limitado por el tamaño de la mochila o inventario. Con una efectiva estética retro y unos efectos sonoros importados directamente de la era de los ocho bits, Cards of the Dead propone al jugador una mecánica sencilla, donde la gestión del inventario resultará fundamental para el éxito en la partida. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en que la aleatoriedad o el azar tienen un peso demasiado notorio en el desarrollo del juego. Serán muchos los intentos en que intentemos completar un escenario y no encontremos la salida, nos queden pocas unidades de salud y no consigamos ninguna carta de comida o algún arma con la que eliminar a ese molesto zombi que nos está debilitando turno tras turno. En otras ocasiones, esta sensación de angustia propia de cualquier survival horror se tornará en frustración si evidenciamos que nuestra salvación no depende tanto de nuestra habilidad en la gestión, sino de que la suerte nos acompañe a la hora de levantar una carta u otra. Más allá de eso, la experiencia es recomendable. El título desarrollado por Boomfire Games invita a jugar y rejugar, pues las partidas no son largas y pueden crearse puntos de guardado en determinados momentos del juego para retomar la aventura en ese instante en el que la pantalla estaba llena de zombis y no había escapatoria. 

Algún extraño poder de seducción han de tener los juegos de cartas para atraer a creadores de la talla de Taro Yako, responsable la mítica saga Nier, que, seducido por su magia, ha trasladado la experiencia de este tipo de juegos al género de los RPG –véase el lanzamiento reciente de Voice of Cards–. Las comparaciones son odiosas. Ignacio Castiñeyra y Pedro Moreno han hecho lo propio con en el terreno del survival horror con presupuesto infinitamente más pequeño y un resultado más que digno. Y son de Córdoba. Producto nacional. Habrá que seguirles la pista.

Esta crítica ha sido elaborada tras jugar a la versión del juego disponible para Nintendo Switch.

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