Pyre: rol y aventuras convertidos en deporte

19 julio, 2019Manuel Casal

Hace unos meses realicé una crítica de Transistor, el que, para mí, es el juego más destacable de Supergiant Games. Bastion fue su primera obra y aportó frescura, con varios conceptos interesantes, pero fue Transistor el que me hizo encariñarme de este estudio. Hades, su último título, me llama menos la atención, quizás por el formato roguelike, que requiere cierta implicación con el juego para ir mejorando y comenzando a divertirnos de verdad.

Pero, aun siendo Transistor su obra más destacable, creo que la más sorprendente y original podría ser otra que, quizás, no sea tan conocida y apta para todos los gustos: Pyre. Mezclar géneros es una gran idea en multitud de ocasiones, pero es una apuesta arriesgada. “Deportes” y rol, ¿cómo combinamos estos dos conceptos? En Pyre, avanzamos conforme completamos los llamados ritos, una suerte de lucha en la que introducimos un orbe caído del cielo en la pira de fuego del equipo rival. Los bandos, organizados en triunviratos, se enfrentan en una lucha de poder que se asemeja a un partido de baloncesto, aunque posee el toque místico que caracteriza a todo el universo. Estamos obligados a escoger tres miembros de nuestro equipo: Los Alas Nocturnas, al que representamos como El Lector, un guía capaz de analizar las estrellas y los libros para dirigir nuestra odisea como exiliados del Bajorreverso, la región en la que se desarrolla el título. Se trata de una curiosa forma de integrarnos a nosotros mismos, los jugadores, directamente en el universo de la obra, sin proporcionarnos un personaje jugable, sino interactuando directamente a través de nuestra pantalla.

También tenemos cierta profundidad rolera, en la que vamos a ir seleccionando qué objetos comprar y cuándo, así como la personalidad que queremos desarrollar. Las elecciones en el camino o las decisiones cruciales de la aventura las tomaremos apoyándonos en nuestros compañeros, que nos darán consejos que seguiremos, o no, según consideremos. La idea es gestionar con la mayor eficiencia posible nuestros movimientos hasta el siguiente rito, porque esto lo facilitará en cierta medida, gracias a las modificaciones estadísticas que obtendremos. Por ejemplo, hay caminos en los que podremos pararnos a recoger materiales, a costa de reducir temporalmente las estadísticas de nuestros compañeros. Esto nos permitirá tener nuevos objetos, pero, por ejemplo, los miembros de nuestro equipo tardarán más en reaparecer durante el siguiente rito.

Los personajes pueden especializarse en diferentes ramas de habilidades, teniendo una función específica dentro de los ritos. Cada uno es, en parte, distinto del anterior. En algunos tendremos obstáculos en el escenario, en otros nos enfrentaremos exclusivamente a personajes muy veloces, etcétera. Por ende, nuestra estrategia debe ir cambiando conforme avanzamos y no podemos limitarnos a emplear siempre las mismas habilidades. El aura mágica que rodea a nuestros compañeros cambia en función de su tamaño, por lo que será una estrategia más a tener en cuenta, pudiendo lanzarla para eliminar enemigos a distancia. Cuando un personaje es excluido, reaparece a los pocos segundos.

El apartado narrativo es profundo, amplio y críptico. Una excelente historia para perdernos en el Bajorreverso, con unas excelentes líneas de texto en las que nos moveremos tomando elecciones y ampliando la información que tenemos al inicio. A lo largo de nuestro viaje, podremos entrar en el carromato que nos transporta para conversar, elegir habilidades y objetos, etcétera. Los ritos funcionan como puntos de inflexión en el avance de la narrativa y es donde la tensión y el ritmo se incrementan realmente.

Pyre es una obra interesantísima, que desarrolla un universo misterioso y místico, con un aspecto visual sobresaliente. Acompañado, como acostumbran los chicos de Supergiant Games, de un apartado sonoro excelente, cuyo mayor reflejo es el potente narrador que conduce los ritos. Quizás, su dinámica de juego es extraña para el público más general y por ello no ha tenido tanto éxito como Transistor, una aventura menos arriesgada en cuanto a diseño jugable.

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