Paseo radiográfico por la Sevilla de la música
Aún recuerdo el Naima de la calle Trajano. Allí descubrí lo que era una jam session. Los primeros estándares de jazz, las primeras salidas nocturnas… Todo un mundo por descubrir para una chica de 18 años que había vivido obsesionada con la música desde las profundidades de su habitación. Desde entonces, la escena musical en Sevilla se ha transformado constantemente, abriendo lugares nuevos o cerrando otros míticos.
No es nada nuevo lo que voy a contar, pues la situación durante y tras el confinamiento por el COVID-19 se sufrió en diversos sectores. Pero lo que me atañe ahora mismo es la situación de los locales en los que se podía escuchar música en directo.
Tras el cierre del ya mencionado Naima, regentado por Jorge Moreno, se abrió paso un nuevo local llamado Amalgama, que sucumbió muy pronto a pesar de intentar mantener la naturaleza del anterior con algún concierto, y pasó a ser un bar de copas más. La sala de conciertos Fun Club, en el corazón de La Alameda sevillana, también nos dio un buen susto ya que su propietario, Pepe Benavides, decidió poner fin a su etapa como propietario de la sala por la que habían pasado celebridades de la escena local como Raimundo Amador, Silvio o Pájaro. Gracias a la mano de Alberto Cañizares, máximo responsable de Spyro Music, el local se salvó y su esencia sigue sumando ya 36 años. Además de regentar la Fun Club, el madrileño dirige el Vinilo Rock Bar y la famosa Sala Malandar, uno de los locales de renombre para realizar conciertos en la ciudad.
Además de los multitudinarios festivales que tienen lugar a lo largo del año, como son el Interestelar, Icónica Fest, la Bienal de Flamenco o el Monkey Week, Sevilla se caracteriza por los pequeños espacios con encanto que afloran en sus calles céntricas. El Gallo Rojo (Factoría de creación) parte de la apuesta por unir la cultura – ya sea la presentación de un libro, un concierto, o una exposición de arte – con una gastronomía artesanal y cuidada. Por si no fuera poco, cuenta con una planta superior dedicada al coworking. Una agenda semanal llena de swing, jazz y diversos géneros en acústico hacen de este un lugar al que querer volver.
No puede faltar el café bar Tarifa, que con sus diversos anexos por la ciudad, aúna a la gente que quiere disfrutar de una copa o un café mientras escucha buena música en directo. Con un cartel semanal completo, no hay día que pases por la puerta y no sientas la tentación de entrar.
Entre La Alameda y el puente de La Barqueta, en el callejón Fresa, se encuentra el Bar Mutante. Hace poco llegó con una nueva apuesta: jam sessions todos los miércoles y domingos, además de los conciertos ya programados y micrófonos abiertos a todo aquel que se quiera subir. Hablando de micros abiertos no podemos olvidar la cafetería famosa por sus sofás, tortitas y espacio de reunión de artistas emergentes: La Señora Pop. En la Plaza del Pumarejo se encuentra La Sala, otra de las propuestas locales que más adeptos tiene, además de por sus palomitas, por su calidez a la hora de acoger a cantautores, poetas, actores o cómicos.
Si abrimos el círculo a la periferia, encontramos salas magníficamente acondicionadas como son la CUSTOM y la Holländer, y la sede de la Asociación Sevillana de Jazz, cercana al parque Miraflores. El hándicap de estas es que se encuentran alejadas del centro, que es donde se mueve todo el mundo. Además, la combinación y horarios del transporte pú
blico son nefastos. Un poco más cerca, al lado del Hospital de la Macarena, la Sala Even y la Sala X acogen a cientos de personas durante la semana.
Dando un paseo por el barrio de San Gil, nos topamos con un pequeño espacio en un lugar mágico, la Asociación Cultural Allegro ma non troppo. En el seno de un antiguo corral de vecinos, una nueva propuesta nace de la mente de Francesca Turchetti (presidenta), Alfredo Rodríguez y Álvaro Gil (socios: el salón de los artistas. Inspirado en el Il Salotto de Roma, promueven la libertad de expresión y el enriquecimiento cultural entre artistas diversos. Una cartelera cuidada y variada es el menú de cada encuentro.
El paseo radiográfico finaliza en la abacería Casa Gutiérrez, donde todas las semanas se puede disfrutar de buen ambiente y jam sessions con músicos locales, mientras te adentras en el mundo de Cervantes y las tapas caseras. A pesar de los tiempos que corren, en los que la música comercial llena las radiofórmulas, los premiados siguen siendo los mismos, y las discográficas y algoritmos encorsetan más a sus presos – los artistas –, Sevilla sigue haciendo hueco para propuestas musicales alternativas. Sigue quedando gente con ilusión por otra música en directo.
Comentarios (1)
Javi
29 abril, 2023 at 9:01 am
Este paseo por las salas de música en Sevilla permite una fotografía de una Sevilla que, a veces, parece invisible respecto de la Sevilla cofrade, ferianta y taurina. Gracias por subrayar la riqueza de esta maravillosa ciudad, Elena.