‘Overboard!’: la reimaginación de Agatha Christie en el videojuego
El videojuego parece, a cada día que pasa, un medio más estanco. Aunque no es raro que todo tipo de figuras del mundillo echen la vista hacia la literatura o el cine —por desgracia no solo como inspiración, sino como referente y, en no pocas ocasiones, para comparativas fugaces y sin mucho trasfondo—, la verdad es que a cada día que pasa el videojuego se vuelve más cerrado a sus propias modas. El avance completamente asimétrico del videojuego como medio de expresión artístico-cultural y como industria —por supuesto, decantado mucho más hacia esta segunda parte— ha hecho que seguir ciertas modas con las que asegurar un rendimiento económico y minimizar riesgos sea prácticamente una obligación. Esto ha provocado que las posibles influencias de otros medios sean muy limitadas.
Y no solo hablo de las grandes producciones que buscan facturar millones. Los estudios pequeños e independientes, muchas veces considerados adalides de la diversidad dentro del videojuego, caen en el mismo saco por la obligada necesidad de vender suficientes copias para pagar sueldos y financiar el siguiente proyecto. Pero existe un pequeño rayo de luz en los márgenes del desarrollo industrial de videojuegos. Hay bastantes desarrolladores y pequeños equipos dedicándose a crear obras diferentes, obras que normalmente apenas acaparan atención, pero que tienen un valor incalculable en el avance del videojuego como medio.
Y uno de estos equipos es inkle. Este pequeño grupo de apenas cinco desarrolladores ya ha demostrado que sabe posar su mirada más allá de las modas del videojuego para crear obras tan peculiares y bonitas como 80 Days, una única y divertida adaptación de la novela La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne. Y recientemente ha vuelto a las andadas con Overboard!, un nuevo videojuego que llega definido por sus propios creadores como «un juego de detectives en donde tú eres la asesina». Si 80 Days era una reimaginación La vuelta al mundo en 80 días, Overboard! es una reinvención de la novela de crímenes de Agatha Christie.
De Agatha Christie a Overboard!: recogiendo el carácter más transgresor
Aunque Overboard! se inspira de forma clara en novelas como Asesinato en el Orient Express o Muerte en el Nilo —no de casualidad está ambientada en 1935, a medio camino entre las fechas de publicación de las dos obras mencionadas—, la historia es completamente original. Overboard! nos pone en la piel de una joven que abandona Inglaterra con su marido, tras perder gran parte de su fortuna, para buscar suerte en el continente americano. Sin embargo, a tan solo 8 horas de la llegada del barco a América, esta joven decide arrojar a su marido por la borda. Lo que ocurre entre este punto y el momento de atracar en el puerto está en nuestras manos.
Aunque la historia sea completamente original, como decía anteriormente, es posible encontrar grandes similitudes entre el videojuego y las novelas de Agatha Christie. Una de las más claras es la de nuestra protagonista. Overboard! rinde pleitesía al carácter más transgresor de Agatha Christie dentro de la literatura policíaca. Pese a que la escritora es más conocida por personajes como el inspector Hércules Poirot, lo cierto es que no pocos de sus relatos cuentan con una protagonista e investigadora femenina, como Miss Jane Marple —que además era soltera e independiente—. Y precisamente Overboard! recoge esta idea para crear a nuestra protagonista, una femme fatale seductora e independiente que tiene una única gran diferencia con Miss Jame Marple: en lugar de investigar asesinatos, se dedica a cometerlos.
Otro de los puntos a destacar a la hora de recoger la influencia de Agatha Christie en este título es la forma que tiene de tratar las acciones más adultas. Agatha Christie, en su momento, dio una pequeña vuelta de tuerca al género criminal obviando los asesinatos sangrientos y las escenas escabrosas. Overboard! hace exactamente lo mismo. Si bien dentro del videojuego la protagonista asesina, miente, acusa, manipula y seduce, en todo momento se elimina la posibilidad de recrearse en esas escenas. Overboard!, al igual que las novelas de Agatha Christie, nos aleja del placer más morboso al evitar regodearse con detalle en escenas escabrosas, y apuesta por un placer más narrativo, centrado en las consecuencias de esas acciones para con el desarrollo de la trama. En otras palabras, el asesinato o el sexo no funcionan como reclamos, sino como pivotes para la trama, que es, en sí misma, el verdadero reclamo.
Overboard! más allá de Agatha Christie: construyendo una figura de LEGO
Como decía antes, Overboard! no está basado de ninguna novela de Agatha Christie, pero tampoco adapta su formato literario. El videojuego sirve como una reimaginación de la literatura de la escritora británica dentro de un medio completamente nuevo, que le obliga a crecer con una estructura completamente distinta. No solo es un homenaje a esta brillante autora, sino que es el videojuego que —creo— Agatha Christie hubiera hecho si fuera desarrolladora de videojuegos.
Overboard! es, ante todo, un juego. Uno que obliga a la jugadora a manipular la historia ante la que se encuentra. Jugar a este título es sinónimo de manosear una historia que se va creando con cada decisión que se toma. Elegir una respuesta a una pregunta, tomar una prueba de nuestro crimen para que nadie la vea, acudir a una reunión con un tripulante del barco… Todo son piezas creadas expresamente para que la jugadora experimente, influya y, en definitiva, sea partícipe de la historia.
Aunque tendemos a pensar que los videojuegos narrativos ofrecen una libertad de acción menor debido a que tienen una historia muy concreta que contar y, por tanto, los márgenes en los que la jugadora pueda moverse sean mucho más estrechos, lo cierto es que Overboard! es una subversión de este tópico. No se trata de tomar un camino u otro, sino de construir nuestro propio camino dentro de una difusa bruma compuesta por todas las opciones que tenemos a nuestro alcance en cada momento. Overboard! es un juego que va de experimentar, de probar, de sentir como verdaderamente cada paso que damos en esta historia de crímenes y traiciones lo estamos dando nosotros mismos. No hay una manera correcta o incorrecta de jugar porque no hay una sola historia preestablecida que seguir; se trata de construir sobre la marcha.
Y no se trata de cimentar con la precisión de un arquitecto para salirnos con la nuestra, sino construir con la ilusión y la espontaneidad de una niña para encontrar nuevos cauces por los que dejar fluir la trama. Y estos derroteros nunca desembocan en algo vacío. Siempre tienen algo para nosotros, ya sean pistas que utilizar en partidas siguientes o simplemente información sobre los diferentes tripulantes del barco en el que transcurre la historia. Porque, aunque el juego va proponiendo objetivos a medida que alcanzamos ciertos finales, en Overboard! nunca hay un fracaso o una derrota. Simplemente hay distintos finales.
Overboard! juega de forma constante con esta peculiar forma de construir historias para proponer partidas cortas, de unos 20 minutos, totalmente conclusivas. Tras llegar al final, debemos dar marcha atrás para volver a comenzar desde el principio, tirando a nuestro marido por la borda de nuevo y volviendo a manosear todas las opciones narrativas del juego para construir un nuevo desenlace.
En este sentido, Overboard! es un videojuego poco convencional y ciertamente más alejado del esquema literario tradicional que otras obras del medio. Mientras que la mayoría de videojuegos son libros en los que para pasar al capítulo 3 es necesario completar los dos anteriores —o, en el mejor de los casos, son libros donde se toman decisiones y se avanza a un capítulo u otro en función de las decisiones tomadas—, Overboard! se parece más a un juego de LEGO. La jugadora tiene a su disposición una serie de piezas y es ella misma quien debe reorganizarlas como le plazca para que el resultado sea un coche o un edificio. Y, llegado al final, solo queda hacer una cosa: destruir lo construido y volver a reorganizar las piezas para ver a dónde llevan esta vez.