Mata al carcelero y serás libre

3 febrero, 2020Pedro de la Rosa Gil

(Este es un comentario inicial en el que os recomiendo que os pongáis de fondo la banda sonora de este juego, ya que aunque es verdad que gana mucho escucharla después de haberlo jugado, os ayudará a entender el nivel de acción y frenesí que se puede alcanzar)

Cuando jugamos a un RPG, el momento álgido llega cuando te encuentras justo frente a las puertas de la que sabes que va a ser una pelea dura, la sala de un jefe. Todas las horas para mejorar a tus personajes, todas esas peleas contra enemigos insignificantes para que tu equipo esté al mejor nivel posible a la hora de meterse en la boca del lobo y poder derrotar por fin a esa barrera que tienes antes de poder avanzar a la siguiente zona. Pocas cosas superan el nivel de adrenalina que consigues cuando, después de haberlo intentado un sinfín de veces, lo derrotas por fin, sentimiento que acompaña al alivio de saber que no vas a tener que pegarte con él nunca más.

¿Y si no dejáramos de sentir esa emoción en ningún momento? ¿Y si todas las peleas fueran contra jefes todo el rato? Os presento Furi. En este juego encarnaremos a un luchador, único preso en una cárcel orbital construida especialmente para él. La única forma de escapar de ella es cruzando diez salas, cada una con su guardián preparado para sacrificarlo todo con tal de que no escapes. Todo comienza cuando un extraño decide liberarte de las cadenas que te atan, instándote a que persigas tu deseada libertad ¿o no tan deseada? El misterio de por qué estabas en un principio encarcelado te acompaña a lo largo de todo el recorrido, descubriendo poco a poco quién eres a través de la historia de los diferentes jefes a los que te vas a ir enfrentando. Cada uno con una sala completamente diferente a la anterior, acorde con el estilo de combate que vas a tener con cada uno de ellos, dando una personalidad única a cada enfrentamiento. Hasta que al final no conseguimos solo la libertad, sino la verdad acerca de nuestro confinamiento.

Todos los combates se van a dividir en dos fases: una en la que tendremos libertad absoluta para movernos por el campo de batalla, en la que alternaremos entre distancia y cuerpo a cuerpo dependiendo del enfrentamiento que tengamos frente a nosotros, y una segunda que se centrará exclusivamente en el cuerpo a cuerpo, donde nuestras habilidades y reflejos serán puestos a prueba antes de eliminar la primera de sus vidas ¿no os lo había comentado? Cada jefe tiene una larga serie de vidas, y a medida que se va viendo más contra las cuerdas va aumentado de dificultad. Aunque no desesperéis, ya que nosotros también contamos con varias vidas, muchas menos que los jefes, pero algunas. El juego depende de dos cosas: de tus reflejos o de que te maten veinte veces hasta que memorices los patrones del jefe. Aunque, para qué engañarnos, la mayoría al final dependen de que alternes entre las dos.

Unos diseños espectaculares, una ambientación hipnótica, un uso de colores llamativos que nos envuelven en una atmósfera que se completa con los comentarios, insultos, amenazas y chuleos que recibiremos por parte de nuestros adversarios. Todo en su conjunto pensado para que no quites los ojos de la pantalla, haciéndote partícipe directo de todo lo que ocurre allí, porque su lucha, por lo menos según ellos, es la justa frente al mal que tú representas. Pero lo que termina de sellar este micro mundo en el que se nos introduce es la música. Una música electrónica pensada para introducirnos directamente en la acción, la cual mientras escuchamos vamos sintiendo como poco a poco empezamos a tener ese subidón de adrenalina hasta que lo único que quieres hacer es seguir hacia adelante, enfrentarte una y otra vez al enemigo que tienes delante en un no parar hasta que la libertad sea tuya de una vez por todas. Y es una vez que la has conseguido cuando sientes que, en cierto modo, no querías salir, el recuerdo de esa atmósfera se queda fijo en tu memoria, cada combate ha ido escalando en epicidad hasta un final tan apoteósico que lo único que puedes decir es “Guau”.

La libertad siempre tiene un precio a pagar. Siempre hay algo que nos impide hacer lo que queramos, ser libres. Hay veces que lo darías todo por hacer lo que quisieras. Este es tu momento. Lucha por tu libertad. Despierta. Mata al carcelero. Y serás libre.

 

Esta crítica ha sido elaborada tras jugar al título en PC y en Switch, recomendando más su versión en la última

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