Ancestors: The Humankind Odyssey. Los primeros pasos del hombre

8 octubre, 2019Manuel Casal

Patrice Désilets, el creador de la saga Assassin’s Creed, se reinventa con un videojuego que plantea un concepto ambicioso e innovador a partes iguales: ¿Puedes evolucionar más rápido que la humanidad?

Ancestors: The Humankind Odyssey, aún exclusivo de la Epic Games Store hasta su lanzamiento en consolas a finales de este año 2019, propone una jugabilidad diferente a lo que estamos acostumbrados. En él encarnamos a un clan de homínidos que se postulan como nuestros ancestros más lejanos y, con nuestra ayuda e intuición, deberán alcanzar la siguiente etapa evolutiva sin extinguirse. La premisa es grande en sí misma e, irremediablemente comparable con Spore, aquel famoso título de Maxis que tan buenas ideas planteaba.

La mecánica del control se basa en algo bastante simple, pero efectivo. Tenemos dos manos y debemos usarlas para manejar lo que nos encontremos. Cómo las combinemos y cómo empleemos los objetos es cosa nuestra. Todo el título se basa en el descubrimiento. Coger una rama y afilarla, examinar hojas comestibles, etcétera. En base a nuestro ingenio como jugadores debemos ir revisando nuestro alrededor y probar combinaciones que nos permitan progresar. En el progreso está la clave de Ancestors. Al comienzo podemos emplear nuestro olfato, nuestro oído y nuestra percepción basada en la inteligencia, pero poco más. Tendremos que ir paso a paso, desbloqueando habilidades de la red neuronal. Para ello, llevar a un bebé (o dos) con nosotros, para que aprenda en base a la mímica lo que estamos haciendo, será la forma de acumular puntos. Esos puntos podemos gastarlos en habilidades a nuestra elección, salvo algunas que surgirán de forma espontánea a modo de mutación y que solo se mantendrán si el bebé que la posee llega a la etapa adulta. El concepto es bastante original, sobre todo cuando vemos que no todas esas habilidades podrán mantenerse con el cambio generacional y solo conservaremos las que hemos reforzado. Aumentar el número de nacimientos es aumentar nuestros refuerzos y las posibilidades de sobrevivir ante los imprevistos. Y de estos habrá muchos. Han sido varias las ocasiones en las que he podido ir saltando de árbol en árbol, después de haberle pillado el truco a la jugabilidad y moviéndome como un auténtico simio, cuando en simple instante, un desliz en la previsión del salto me hace no llegar a la rama, cayendo desde una altura descomunal que acabó con mi avatar en menos de un segundo.

Ancestors no perdona los errores. Algunos de ellos, quizás, demasiado injustos. En el caso de las caídas, es perfectamente entendible. Mi confianza fue la que neutralizó a la cautela de los primeros pasos y me precipitó a una muerte que bien podría haberse evitado. Pero hay ocasiones que se siente frustrante, pues a pesar de revisar el terreno y comprobar que no hay peligro, un enemigo sale de la nada para acabar con varios miembros de nuestro clan. Tendría lógica si no fuera porque en teoría podemos detectar a dichos enemigos con los sentidos y nuestra inteligencia, pero hay veces que parece que el juego se empeña en acercarlos a propósito, a pesar de tu precaución.

Sin apenas información y con escasos tutoriales, tenemos que mantener a nuestro avatar saciado y con energía, o su esperanza de vida se irá reduciendo. La “energía usable” se regenera con el tiempo, pero debemos tener las necesidades cubiertas, o su máximo será menor. Podemos cambiar en cualquier momento entre los miembros de nuestro clan, teniendo tres niveles: bebés, adultos y ancianos. Lo cierto es que no hay demasiada diferencia entre emplear a un adulto u otro, simplemente deberemos tener en cuenta que no se encuentren bajo los efectos de un desangramiento, de una intoxicación o algo similar, en cuyo caso deberíamos ponerle remedio. Nuestro clan debe sobrevivir, pero también evolucionar, o la experiencia jugable no avanzará en absoluto. Para ello, tenemos que cumplir objetivos evolutivos, algo que, sinceramente, ha supuesto la mayor decepción por mi parte. Se tratan de desafíos del tipo: “usa la rama afilada 3 veces” o “descubre el paraíso del lago”. Los desafíos de exploración están muy conseguidos, porque se sienten realmente como logros, sirviendo además como herramienta de cartografía, ya que no tenemos un mapa y nuestra orientación será la clave. Por ello, conocer el entorno a la perfección y los lugares memorables, donde además podemos asentarnos con todo el clan, es, probablemente, lo más entretenido del título. Pero el resto, parecen más bien repeticiones forzadas y rompen un poco con lo que, a mi juicio, se quiere conseguir aquí. En cualquier caso, tras haber avanzado una generación (algo que hacemos manualmente) o varias, podemos optar por evolucionar. En este momento, el tiempo avanzará a pasos agigantados y podremos comprobar si, en base a los logros obtenidos y a la proporción de muertes/nacimientos, evolucionamos más rápido que la ciencia.

Ancestors: The Humankind Odyssey es un título que, sumado a experiencias futuras que Panache Digital Games tiene en mente, puede llegar a construir un proyecto interesante. Sin embargo, hoy en día, se queda en una experiencia divertida, curiosa, pero poco satisfactoria. El control es preciso, pero muy limitado, lo que lleva a situaciones frustrantes. La interacción con el entorno se reduce a “mantén el botón hasta escuchar un click” para absolutamente todas las acciones complejas, simplificándolas demasiado. En general, supone una escasa recompensa jugable y, aunque hay mecánicas muy bien planteadas como el miedo, que limitará enormemente nuestra percepción del entorno, hay otras como las relaciones entre individuos, que podrían haberse explorado mucho más.

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