Acción, conexión y vuelta al misterio con ‘Detective Conan: La bala escarlata’
Suena un saxo de fondo con esa melodía que tan bien conoces. Un disparo certero con somnífero. Una pajarita ajustada al tono de voz del detective Kogoro Mouri. Y misterio resuelto. Esto había sido así durante muchas historias de Detective Conan, en las que el niño Conan Edogawa –Shinichi Kudo convertido en niño por un veneno con el que intentaron matarle– se hacía pasar por el «prestigioso» detective Mouri para evitar llamar la atención con su don para la deducción a lo Sherlock Holmes. Pero han pasado ya muchos años desde que el mangaka Gosho Aoyama le diera vida en 1994 y las historias y procedimientos siguen evolucionando mientras que se repiten otros patrones marca de la casa: misterio, giros enrevesados, toques de humor y acción. Mucha acción.
Detective Conan: La bala escarlata es el largometraje número 24 de la franquicia que se une a los casi mil episodios del anime, a los que el manga ya ha superado. Además, por tercer año (casi) consecutivo podemos disfrutar en la gran pantalla de las aventuras del joven detective gracias a la distribución de Alfa Pictures, como ya ocurrió con El caso Zero (2018) y El puño de Zafiro Azul (2019). La bala escarlata debería haberse estrenado en 2020, enmarcada en el contexto de los Juegos Olímpicos que iban a celebrarse en Tokio ese mismo año. Pero, como otros tantos acontecimientos de 2020 –incluyendo los propios Juegos Olímpicos– la crisis sanitaria del COVID-19 retrasó su estreno.
La premisa parte de la celebración de los World Sports Games, un evento celebrado cada cuatro años y análogo a los Juegos Olímpicos, incluyendo en estos Juegos Mundiales deportes que no son considerados olímpicos. Sin embargo, la idea es que el espectador asocie continuamente el evento con la ceremonia que iba a celebrarse en Tokio. Durante este evento se inaugura un tren de última tecnología capaz de llegar a los 1000km/h: La Bala Japonesa. La tecnología ya no nos sorprende en las historias de Detective Conan, donde va encontrando su hueco ya sea por elementos como este pionero tren, como por los artefactos con los que cuenta Conan para sus aventuras.
Durante una fiesta relacionada con los World Sports Games, varias personas y ejecutivos son secuestrados. Además, los sucesos empiezan a recordar a un accidente acontecido quince años antes en Boston, durante el mismo evento deportivo y en el que el FBI estuvo involucrado. Este incidente funciona como prólogo en la película, introduciendo los primeros compases del thriller que acompañará la historia. Todo apunta a que el caso volverá a repetirse y Conan se pone manos a la obra para resolverlo antes de que el tren pueda causar un accidente catastrófico durante la inauguración de los Juegos Mundiales.
Para ello recurre a Shuichi Akai y, al igual que hace la propia película, necesitamos hacer un alto en el camino. Una de las características inherentes a las historias del joven detective es el breve resumen con el que pone en contexto al espectador para que cualquiera pueda disfrutar del largometraje: desde la explicación sobre su condición de niño con doble identidad, hasta la presentación de los personajes que le acompañan en la historia. En este caso, se recrean en ese resumen más que en otras ocasiones, aunque lo hacen con un toque más dinámico, presentando el elenco de cómplices con los que cuenta Conan. Entre ellos se encuentran Akai, un agente del FBI que estuvo infiltrado en la organización de los Hombres de Negro y que, al igual que el propio Conan, fue dado por muerto por la banda. En el manganime trabajan juntos para intentar atrapar a todos sus componentes.
Otro de los personajes que hay que matizar es el de Masumi Sera, hermana pequeña de Akai y que acompaña al niño en la resolución del caso y en el clímax final a bordo de la Bala Japonesa. Sera conoce que detrás del niño se encuentra Shinichi Kudo, el joven detective del que es amigo desde la infancia, e intenta que sea el propio Conan el que confiese. Esto también puede verse a lo largo del filme, donde encontramos varios momentos de tensión entre ellos como cuando Sera interroga al niño acerca de sus dos teléfonos, aunque ya sabe que uno de ellos lo utiliza para comunicarse como Shinichi.
A lo largo de la película también encontramos otros planteamientos recurrentes a la obra de Detective Conan, como ciertas explicaciones con toque didáctico o incluso algunos minijuegos. Estos encajan muy bien con el toque más infantil asociado a la Liga juvenil de detectives, de la que además veremos diferentes inventos con los que la banda se comunica, formada por Conan y los niños que le acompañan en la escuela: Ayumi, Genta y Mitsuhiko. También pertenece a la banda y forma equipo con Conan la niña Ai Haibara, quien realmente es otra joven con apariencia de niña: la creadora del veneno que encogió a Shinichi y que ingerió su propia droga para escapar de la organización de los Hombres de Negro. Todos los personajes recurrentes a lo largo de las cientas y cientas de historias en Detective Conan acaban necesitando su presentación para situar al espectador.
A su vez, con la participación de Akai y Sera en la película se incluyen algunas conexiones entre esta y el manga con una atención más marcada a la que encontramos en otras películas de la franquicia. Siempre tienen relación, pero en esta ocasión se hace más evidente, llegando a resultar algo enrevesado por momentos. Sobre todo si tenemos en cuenta que alguna de estas conexiones todavía no hemos podido leerlas en la publicación que Grupo Planeta está haciendo en España. A pesar de esto, la película puede disfrutarse por cualquier fan de la saga, resaltando en su apartado visual.
La animación en Detective Conan, especialmente en su paso por la gran pantalla, siempre ha destacado por su cuidado y los detalles. TMS Entertainment, encargada también de la serie, y V1 Studio están al frente de este último filme, donde también se incorporan algunos planos generados por ordenador. Aunque, lejos de resultar impactantes, más bien desentonan un poco en el planteamiento de la película.
A lo largo de casi dos horas nos encontramos con una historia que gira entorno al evento deportivo y al caso por resolver, destacando con todo lujo de detalle también diferentes espacios de la ciudad nipona de Nagoya. Durante los créditos podemos ver los espacios en imágenes de acción real para contrastar los detalles explorados en la animación, algo que se ha visto en otras obras de Detective Conan. Y es que la franquicia de Gosho Aoyama es una gran embajadora de Japón, donde la pasión por esta historia va más allá y el pueblo de Hokuei, de la prefectura de Tottori, está engalanado de la obra. Allí nació su creador y se pueden encontrar diferentes estatuas de personajes del manganime, un museo dedicado a la obra, una estación o trenes decorados, entre otros.
La bala escarlata tiene, además, un aliciente que no tiene sus predecesoras: es la primera vez que se estrena simultáneamente con las salas japonesas. Un hito que se extiende al anime en general de nuestro país, más allá de las historias del joven detective. Sin embargo, este estreno tiene un sabor agridulce: únicamente puede disfrutarse doblada al catalán, o en versión original subtitulada. El anime de Detective Conan se ha podido ver a lo largo de los años en diferentes cadenas locales españolas, pero de forma intermitente y no se emitía desde 2012. El canal infantil de la televisión catalana, Super 3, volvió a darle vida en 2016 empezando la emisión desde el principio y potenciando todavía más el impacto en los espectadores catalanes. En consecuencia, los estrenos de las películas allí han sido un éxito rotundo y han sumado el 80% de la recaudación total de las anteriores entregas, tal y como comenta Joan Herrero, director de adquisiciones de Alfa Pictures. Se espera que con el apoyo de la película en los cines puedan llegar próximas versiones con sus respectivos doblajes, como ya ha ocurrido con las anteriores entregas de la franquicia.
Por otra parte, la versión original tiene cierto aliciente en esta película y es que se combina a lo largo del filme con el inglés y el japonés gracias a la participación del FBI. En algunos momentos podemos ver subtítulos en japonés para las partes en inglés, o como algunos personajes traducen a otros sobre la marcha lo que ocurre. Esa relación entre el Cuerpo de Seguridad americano y la perspectiva del joven detective se plasma también en los diferentes principios entre cada uno: mientras que si por el FBI fuera dispararía a matar, Conan tiene otros planes para el culpable, por muy villano que sea, destacando sus principios por encima de los que se plantean para el equipo americano.
Detective Conan: La bala escarlata es una apuesta por la acción y la relación entre manganime y el largometraje, así como por un frenético despliegue final que tiene tanto de visual como de inverosímil. A pesar de que siempre estamos acostumbrados a que el niño nos sorprenda con sus gadgets y piruetas, este título quizá haya llegado al sumun de sus peripecias fantásticas, a las que acabamos mirando con los ojos ligeramente en blanco. Sin embargo, no deja de ser una aventura más para el joven detective y sus cómplices y la disfrutamos con los brazos abiertos, esperando a la próxima aventura. Y es que solo hay una verdad, y Conan Edogawa dará con ella.