‘Primordial’: dibujando el espacio
Si quienes estéis leyendo esta reseña ha leído algún número físico de esta revista —algo que espero que así sea—, más específicamente el cuarto número, sabréis que soy un gran fan de Andrea Sorrentino. Y de Jeff Lemire, pero más de Sorrentino. Este idilio no empezó con Gideon Falls, su obra más conocida y laureada —y de la que hablo en ese cuarto número—. Los conocí con su etapa de Viejo Logan, que aun con bastantes altibajos a nivel de guion, me enamoró por las composiciones de páginas tan rocambolescas y únicas que tenía. Fue amor a primera vista.
A partir de ahí todo lo que tenga el nombre de Sorrentino en la portada es una insta compra para mí. Muy a mi pesar eso incluyó Imperio Secreto —no lo compréis, solo mola el dibujo, y ni siquiera lo dibuja él entero—. También incluyó aquella grapilla que hizo con Bendis en los mutantes, Joker: Sonrisa asesina y Batman: Asesino de sonrisas, la adaptación a cómic de God of War, Yo, Vampiro, y muchas otras series de guion cuestionable pero dibujo magnifico.
¿Por qué digo esto? Para que sepáis lo sesgada que va a ser esta reseña, porque ADORO el dibujo de Sorrentino. Pero eso no quiere decir que considere que la obra es perfecta, ni mucho menos su mejor trabajo.
Primordial es una obra peculiar. Y quizás difícil de seguir. Por un lado parece que es una oda a aquellos animales que fueron enviados al espacio y que han quedado grabados en nuestra cultura popular, solo hay que ver la cantidad de personas que le ponen a su perra Laika. Y por otro lado es una crítica a esa carrera espacial que se vivió entre la URSS y los Estados Unidos, mostrada no solo a través del maltrato que estos pobres animales sufrieron, sino a partir de las figuras de dos personas muy cualificadas para el trabajo espacial que no lo consiguen por ser una mujer y un hombre negro, respectivamente. Este enfoque, que empieza mostrándose con fuerza directamente, termina por quedar completamente de lado frente a la historia de los animales, que, aunque al comienzo son coprotagonistas, terminan llevándose el primer plano. Pero ese primer plano lo consiguen aportando un último lado que, a mi parecer, es el responsable de dejarte con un sabor agridulce al acabar de leerla: ¿Para qué viajar por el espacio cuando tenemos nuestro hogar, la Tierra?
Las primeras páginas empiezan con una fuerza increíble. No se andan con rodeos, nos plantean una situación racista de lo más directa, y se posiciona claramente. Y te impresiona encontrar algo así en un cómic, especialmente en un cómic americano. Pero esa fuerza se diluye cuando el enfoque empieza a cambiar, y seguramente esa sea otra de las razones por las que termino de leer la obra y siento que algo ha fallado. Esto hablando del guion.
Pero uf el dibujo. Uf el trabajo de Andrea Sorrentino. Y un uf también para el trabajo de Dave Steward al color, un colorista que para los amantes del cómic no es solo conocido, sino una absoluta celebridad. Podría hablar de los diseños rocambolescos de páginas a los que Sorrentino nos tiene acostumbrados, y que, tal y como dije en Break 4, nos muestran la diferencia entre lo que es un cómic, y lo que es un guion ilustrado. Lo que realmente resalta Primordial dentro del trabajo de ambos es la distinción de los lugares, el tiempo y los sentimientos, a través del dibujo y el color. Cuando estamos en la Tierra el dibujo es más sucio, menos claro, y el color no solo usa tonalidades más oscuras, sino que apuesta por un estilo de coloreado que nos recuerda a Roy Lichtenstein y su puntillismo para situarnos en las vivencias que ocurren en el pasado, como si fuera un recuerdo nubloso. En cambio, cuando estamos en el espacio, con Laika, Able y la Srta. Baker, el dibujo es mucho más limpio, con las líneas claras y más detallado, y los colores son vívidos, brillantes, y con una gran gama de colores diferentes que dan vida a la totalidad blanca en la que viven, haciendo un contraste muy visual que se te graba en la retina. Es una pena que este dibujo, y esta diferenciación de los momentos con su uso, termine contradiciéndose por cómo evoluciona el guion.
Resumiendo: si te gusta el cómic, te va a gustar Primordial. El dibujo, el color, y el planteamiento inicial, son todos magistrales. Esta obra no se lleva mi must read por cómo se desarrolla la historia, y por cómo se opta por cambiar el enfoque de la obra. Además, la edición de Astiberri es verdaderamente buena a todos los niveles: maquetación, traducción, e incluso precio —que es algo que últimamente es complicado decir—. En fin, que si pone Andrea Sorrentino en la portada os lo compréis, que su dibujo todo lo cura.