Yuppie Psycho: Terror muy psicológico en tu primer día de trabajo
El mundo de las fobias es complejo y bastante inabarcable: la psicología clínica lo pasa muy mal para catalogar los diferentes miedos irracionales por los que puede pasar el cerebro humano. No obstante uno de esos aspectos complejos del ser humano siempre me ha llamado la atención: la ergofobia, la fobia al trabajo.
Es curioso porque es algo que, de entrada, debe de levantar rechazo: me imagino a una persona teniendo que explicarle a su jefe o a recursos humanos que no puede ir a trabajar porque tiene una baja psicológica, porque simplemente le resulta aterrador acercarse a su lugar de trabajo… como siempre que hablamos de enfermedades mentales la imagen principal que se me viene a la cabeza es de incomprensión, rechazo y burla; pero no es una simple excusa para conseguir unas vacaciones pagadas, no, la ergofobia existe y cada vez es más absurdamente común. Dice mucho del sistema de producción actual y de nuestra sociedad en general.
Yuppie Psycho es un juego de terror desarrollado por Baroque Decay y publicado por Another Indie, y como casi todos los juegos de ese género explota un miedo más o menos arraigado: la ergofobia, el sentir que tu lugar de trabajo es un campo de batalla, un lugar oscuro, hostil e irreal. Aunque quizás el protagonista de Yuppie Psycho sí que tenga razones para pensar esto.
Brian Pasternack es un don nadie de pueblo recién salido de la universidad, un chaval joven y tímido con el que es imposible no sentirse identificado: con su título en la mano y una patada en el culo se ve en medio del mercado laboral sin tener ni idea de qué hacer. O al menos así empieza… hasta que recibe una misteriosa carta roja; una carta que le dice que ha sido aceptado en la mayor empresa de tecnología del mundo.
Syntracorp, que así se llama la empresa, es el santo grial de los trabajadores: no está claro en qué clase de mundo vive nuestro amigo Brian pero la gente está catalogada en clases numeradas y cuanto más bajo tu número… obviamente peor será tu trabajo. Syntracorp es una compañía top class mundial y el que llamen a nuestro amigo Brian es cuanto mínimo sospechoso. Algo huele a podrido… y no es la caquita en nuestros pantalones cuando bajamos del transporte público en la sede de la empresa.
Total, que subimos a la primera planta a firmar nuestro contrato y… vaya, hay letras escritas en sangre en la pared y un claro contrato con el demonio esperándonos. Bueno, a ver, que tampoco uno se puede poner muy tiquismiquis con los trabajos, si hace falta firmar pues se firma… y si hace falta matar brujas pues se las mata.
Yuppie Psycho es una aventura compleja de describir, un survival horror en tercera persona con una oficina en la que pasan cosas muy muy raras como telón de fondo. Brian irá adquiriendo diferentes objetos y habilidades conforme continúe su aventura, lo que irá llevando a que pueda explorar con mayor libertad las nueve plantas de las que dispone el edificio Syntra ¿Nuestro objetivo? Asesinar a una bruja, que es la causante de todo este problemón. Pero seamos sinceros: eso, en sí mismo, es hasta anecdótico.
El juego nos plantea muchos y muy jodidos puzles, en realidad se basa en ellos, pero también nos obsequia con minijuegos, bosses y mucho, mucho humor. Yuppie Psycho parece no tomarse en serio a si mismo muy a menudo: hay un señor con un caballo en mitad de la oficina, un club ocultista en el que se graban películas de miedo, altares dedicados a una antigua empleada canonizada y un señor extraño e invisible que fuma cosas y come queso… como veis más de una risa tonta te sacará el loco elenco de personajes que nos asalta en la sede de Syntracorp; per que no os engañe esta descripción, Yuppie Psycho sigue siendo un juego de terror psicológico y se encargará de recordárnoslo.
El pixel art de la obra de Baroque Decay es simplemente genial. La oscuridad de los pasillos, la impersonalidad de los cubículos, las luces titilantes de los reflectores… parece increíble que una estética en principio tan simple llame tanto la atención, y sobre todo que case tan bien con un espacio de terror. Probablemente tenga que ver con los espacios liminales de los cuales hablaba el libro “Ritos de Paso” y con la extraña forma de ver el mundo que tienen los seres humanos.
Y es que Yuppie Psycho va de eso, realmente, es terror psicológico en el sentido más puro de la palabra: está basado en como la mente humana percibe determinadas cosas. Lo que comentaba antes de los Espacios Liminales, el hecho de que percibimos como extraños, como “etéreos” y no del todo reales, los espacios de paso (Las salas de espera de los aeropuertos, los pasillos vacíos de un hospital, una oficina llena de cubículos en silencio, un camino entre los árboles en la noche…) se explota al máximo en Yuppie Psycho: las sombras son amplias, los monstruos son reales, pero la intranquilidad no proviene de ellos sino de esa idea de sentirte “pez fuera del agua”. Nunca estás cómodo.
A esto ayuda, y mucho, una banda sonora sobresaliente. La oscuridad a veces nos aborda con su silencio, pero en general viene acompañada de música aún más oscura. Los sonidos te acompañan como una terrible premonición, porque los monstruos siempre están en las sombras; pero sus gruñidos y chirridos nos asaltan mucho antes que ellos.
La historia funciona muy bien desde el principio, pese a lo absurdo que es el elenco de personajes. No nos toma el pelo, no busca enseñarnos lo absurdo y el jump scare que ya está tan manido, busca intranquilizarnos y hacer que nos encariñemos con los personajes, busca que nos sintamos inmersos con lo que nos está contando y que eso sea una experiencia bella y compleja. Pasternack es un personaje entrañable, un chico que no sabe donde meterse con lo que le ha tocado hacer, y todos aquellos que le rodean tienen su propia personalidad y vida, verlos es interesante más allá de la excusa narrativa que suponen porque consiguen realmente que nos importen.
Finalmente, como nota general, Yuppie Psycho es un juego realmente redondo. No es especialmente corto, pero en ningún momento se hace largo, y nos quedamos con ganas de un poco más. Un trabajo de humor, terror, reflexión vital y psicología. Luces y sombras, blancos y negros, que componen una obra realmente divertida y única de jugar ¿Cuántos usos pueden tener un lápiz o un tóner de impresora? Quizás la respuesta te sorprenda…