La descomposición ha hundido sus raíces sobre el mundo y se extiende sin control. La civilización no tarda en colapsar ante eventos que escapan del dominio humano. De aquellas tumultuosas urbes nacidas del arrogante orgullo de sus fundadores solo quedan huesos de hormigón. De nuestro infranqueable muro de Jericó no hay más que cascotes. Quienes…