Los vampiros nunca mueren. Cambian de forma, de rostro, de historia… pero siempre vuelven. Y en el mundo del videojuego llevan más de treinta años acechando en las sombras. De los castillos góticos de Castlevania a las pesadillas de Bloodborne, pasando por Vampire: The Masquerade o los ecos de Drácula de Stoker, el mito vampírico…