OlliOlli: Switch Stance. Los skaters dan el salto a Switch
A lo largo de mi vida como jugador, pocos géneros han despertado en mi pasiones tan encontradas como el del simulador de skate, concretamente en su vertiente más arcade. Recuerdo cuando, hace ya 20 años (¡glups!) llegó a mi vida la versión para PSX de Tony Hawk’s Pro Skater, el icónico titulo de Neversoft al que, por H o por B, la chavalería de aquella época acabó acercándose. Yo, para qué engañarnos, no había sido llamado al mundo del monopatín en la vida real: ni me había planteado montar en uno ni me veía con la habilidad necesaria. Sin embargo, aquel alocado arcade tenía algo que me hacía volver a encender la consola para intentar dar otra pirueta, conseguir otro grind imposible o un nuevo giro de 180 grados. Llegué a jugar tanto que sufrí una suerte de ‘efecto Tetris’ à la skater: caminando por la calle, mi cerebro grindaba mentalmente todo bordillo, banco o papelera que se encontraba.
Los años pasaron, y con ellos la fiebre por la saga Tony Hawk’s Pro Skater (que por cierto fue de más a menos en cada nueva entrega). Mi obsesión por el skate digital se encontraba en el olvido hasta que, en el año 2015, calló en mis manos la versión para Nintendo 3DS de OlliOlli, un arcade indie de monopatines por el que la comunidad gamer del momento bebía los vientos. Desde el primer momento quedé prendado por la obra de roll7, que emanaba gusto y buen rollo por los cuatro costados: el juego hacía gala de una dirección artística arrebatadora, que hacía uso del pixel art para ofrecer enormes mapeados y skater diminutos, puesta al servicio de una mecánica que sublimaba el concepto clásico de Tony Hawk’s: realizar piruetas y trucos físicamente imposibles con los que conseguir la mejor puntuación.
El concepto de juego de OlliOlli y su secuela es bien sencillo: una vez el tiempo se pone en marcha, el skater se lanza automáticamente al asfalto. Para prepararnos para saltar únicamente es necesario mantener el stick izquierdo pulsado hacia abajo. Al soltarlo, el avatar saltará, y será este el momento para mover frenéticamente el stick con el objetivo de realizar los trucos que más puntúen. Fundamental, por supuesto, pulsar el botón A (en el caso de Switch) para realizar un aterrizaje adecuado con el que nuestros dientes no acaben salpicando el escenario. Y poco más. Una inferfaz sencilla e intuitiva nos invita a volver a intentarlo una y otra vez, con un botón dedicado únicamente a reiniciar la partida.
En pleno 2019, roll7 ha tenido a bien traer tanto el primer OlliOlli como su secuela, OlliOlli 2: Welcome to Ollywood, a la eShop de Nintendo Switch. Un maridaje perfecto, ya que software y hardware parecen haber sido concebidos para el otro. Las rapidísimas partidas de los OlliOlli son perfectas para la versatilidad de la consola de Nintendo, que recibe ambos juegos como un solo producto, eso sí, sin un solo extra que disfrutar. Así, todos aquellos que no se hayan acercado en el pasado a esta joya del arcade de monopatines se encontrarán con dos títulos muy similares en los plástico y con ciertas diferencias en lo referente al contenido. El primer OlliOlli ofrece 25 niveles (en su opción Normal y Pro), además del modo Spots y del interesante «grind» diario, que propone al jugador un nuevo reto cada 24 horas. Por su parte, OlliOlli 2 presenta sensibles diferencias gráficas, otro buen puñado de niveles y trucos y un divertido modo cooperativo que dilatará la vida útil del juego a todo aquel que le apetezca.
Poco más se puede decir, a estas alturas, de estos dos clásicos contemporáneos del indie que tantas horas de entretenimiento han proporcionado ya. Una pareja de juegos que encaja perfectamente con concepto de Switch, y que gracias a su atractivo apartado artístico y a una mecánica a prueba de bombas hará las delicias de todos aquellos nostálgicos que, a finales de los 90, se subieron a un skate a través de los mandos de una consola.