Nexomon hace lo que Pokémon no
Ya no estoy seguro si fue Pokémon o Monkey Island, pues la infancia me queda difusa y las fechas se rozan, pero uno de los dos fue el primer videojuego al que jugué. Si me preguntan, diría que Pokémon, porque es el primero que fue enteramente mío, el primero que disfruté, que me hizo pensar, que me contó una historia que yo podía comprender. Si preguntan a mi madre, dirá que Monkey Island, porque lo teníamos en casa y ella insistía en que jugara. Hizo bien.
Sea como fuere, Pokémon ha sido pieza clave en mi desarrollo como jugador de videojuegos. Y supongo que lo ha sido para toda una generación. Quizás, para varias.
Por eso me apena y alegra al mismo tiempo escribir sobre Nexomon: Extinction, un videojuego de VEWO Interactive editado por Meridiem y que hace lo que Pokémon no ha sabido hacer.
Es fácil comparar ambos videojuegos porque Nexomon: Extinction (que a su vez es la secuela del título original) es una carta de amor a Pokémon: coleccionar criaturas con poderes, hacerlas luchar, enfrentarse al mal, recorrer un mundo RPG…Elementos que puso de moda Game Freak hace dos décadas y que, quien más, quien menos, ya hemos jugado unas cuantas veces. Casi siempre, eso sí, como parte de la saga mencionada. Sin embargo, con Pokemon Espada y Escudo la saga querida ha hecho aguas. Quizás venía tiempo haciéndolas, pero reconozco que hasta la llegada de Nintendo Switch, la había dejado un tanto de lado. Jugar a Pokemon Espada fue realmente decepcionante, pues el título no ofrecía nada a lo que agarrarse más allá de tirar de su fama establecida.
Y esto es lo primero que hace bien Nexomon: Extinction.
Un juego sobre coleccionar criaturas y enfrentarlas entre sí tiene que ser consciente de la sombra de su rival y, por tanto, Nexomon decide fijarse en las flaquezas que han molestado a los fans de Game Freak y no cometer esos errores. De este modo nos encontramos una aventura en 2D llena de color, variedad y con un mundo realmente grande que explorar, pero sobre todo con una historia que nos enganche.
Un mundo diezmado por los Tyrants, un tipo de nexomon especialmente violento y poderoso que se han enzarzado en una guerra. Una lucha que ha traído muerte y destrucción, un huérfano que decide hacerse domador del gremio y ayudar en la guerra por mantener a estas criaturas al margen, un secreto familiar, una plantilla de personajes que aportan las dosis suficientes de humor y acción… En fin, elementos que hacen del juego un verdadero RPG, evidenciando las carencias de la saga a la que homenajea.
Y aunque la premisa jugable es bastante simple, la profundidad del juego va más allá de las frivolidades que he leído en algunos artículos. Nexomon: Extinction se me ha quedado enganchado más de quince horas en las que he disfrutado exprimiendo lo que sin duda es una historia interesante, unas dosis de humor bastante grandes y bien llevadas, un plantel de criaturas muy acertado y unas mejoras jugables con respecto a la fórmula Pokémon que van más allá de lo que podría parecer a simple vista. A los clásicos combates de uno contra uno se suman ahora los núcleos, una serie de mejoras de las estadísticas de las criaturas, al más puro estilo RPG. Encontrar estos núcleos, sintetizarlos y podérselos dar a nuestro equipo pasa por realizar misiones secundarias (muchas de las cuales son bastante imaginativas), encontrar las esquirlas necesarias (y, para ello, explorar cuevas) y hacer una buena labor de backtracking.
A esto le añadimos una serie de escenarios que se van desbloqueando a medida que avanzamos en la historia y que gozan de un diseño interesante, una propuesta artística entre el anime y el PRG Maker que es bastante pintoresca y la consabida ristra de objetos de apoyo, de caza, etc. Todo ello destinado a que Nexomon: Extinction destaque sobre otros titanes del género (que no solo de Pokémon vive la captura y combate de bichos, recordemos que existen Digimon y Temtem).
Claro que las comparativas son evidentes, y este no es un juego perfecto ni ausente de errores. Por ejemplo, el balance a veces está muy desequilibrado entre unas zonas y otras, los nexomon se ofuscan en aprender habilidades que ya tienen (un error absurdo), no hay reparto de experiencia, por lo que entrenar a un solo equipo de seis criaturas y mantenerlas al mismo nivel es un esfuerzo…cosas que se han ido solucionando o que se solucionarán en el futuro con diversos parches. Pero donde me he encontrado satisfecho con Nexomon: Extinction es en los errores que no comete. Como ya apuntaba, la historia es interesante, larga, rejugable, épica, con sus buenas dosis de humor y bastante atractiva. Los combates son muy rápidos, las animaciones de los ataques bastante buenas, el diseño artístico muy acorde al tipo de juego que estamos disfrutando y las misiones secundarias, aunque caigan en el complejo de recadero, añaden un plus que se agradece. Y aunque he leído muchas críticas en contra de la ruptura de la cuarta pared que suele hacer el juego, o en como se parodia a sí mismo (y al género RPG), no puedo evitar disfrutar de lo que a todas luces es un elemento que cada vez echo más en falta: el alivio humorístico dentro de la fantasía. Porque los videojuegos de temática fantástica tienen miedo de que no se los tome enserio, y por eso no se permiten el humor, no dejan translucir que muchas de sus mecánicas, muchos de sus planteamientos, están oxidados, y un grupo pequeño de desarrollo no va a cambiar todo un género (bueno, salvo si eres Toby Fox), y por tanto no hay nada de malo en admitirlo, jugar con esas reglas, pero reírse de ellas.
En fin, llegados a este punto (y si el lector todavía me acompaña), no voy a enmascarar el hecho de que Nexomon: Extinction me ha gustado mucho, muchísimo. Me ha aportado todo lo que no me aportó Pokémon Espada en su día, me ha tenido horas enganchado y me ha emocionado una historia que, si bien puede rastrear sus orígenes hasta la fantasía más clásica, se articula en una buena narración. Pocas pegas le puedo sacar y las que sí puedo sacarle, no empeñan un conjunto muy bien resuelto, muy interesante. Claro que mayor presupuesto, un equipo más grande, más ambición y mejores bases hubieran dado un juego mucho mejor, pero no es lo que le pido a este lanzamiento. Le pedía honestidad y pasión por el género, y me lo ha dado con creces.
Los amantes de este género tan particular lo disfrutarán, estoy seguro de ello, pero pido a los lectores interesados que se acerquen a este juego sin rastro de cinismo. Que lo disfruten, lo valoren por lo que es, y se dejan embaucar para disfrutar de un buen puñado de horas de (casi) todo lo que le pedimos a esa saga emblemática con la que muchos empezamos, y que se nos va a seguir negando.