‘Estado Futuro’: los nuevos rostros de Batman, Superman y Wonder Woman
La trascendencia que tiene que un personaje como Superman o Batman sea afroamericano es necesaria hoy en día para romper el molde. Muchos estarán en contra, no por racismo, sino porque se resisten a que se pierdan los rasgos del personaje original. Pero… ¿no sería mejor dejar que sean los dos grandes superhéroes, precisamente, los abanderados de esta causa? Solo Superman y Batman, reconocidos en el mundo entero, tienen a su alcance el poder para conseguir el mismo éxito que tantos años han obtenido las versiones más clásicas de Clark Kent y Bruce Wayne.
War Machine, Falcon, Blade, Tormenta, John Stewart, Nick Fury Jr., Cyborg, Luke Cage y Spawn son solo los nombres de algunos de los tantísimos superhéroes afroamericanos que hay en la industria del cómic. También hay versiones de otros, como Val-Zod y Calvin Ellis, que lo son de Superman, el nuevo Wally West, que apareció en los New 52 como Kid Flash, y el sorprendente Spider-Man de Miles Morales. Pero ¿cómo se ha tratado este tema con un personaje como Batman?
El Caballero Oscuro ya no vive recluido en su mansión como un alma en pena, y la familia se ha agrandado hasta alcanzar límites insospechados para un personaje como Batman. Si en el pasado hasta se cuestionaba la presencia de Robin, hoy los tiempos son otros. Y, a la compañía del Joven Maravilla, hay que sumar a Demian Wayne, Capucha Roja, Nightwing, Batgirl, Batwoman y La Señal.
Ahora bien, ¿quién es Tim Fox?
DC vuelve a cambiar con Estado Futuro, una apuesta por el sentido del legado, tan importante para los superhéroes de la editorial. Con esta nueva línea argumental, todos los miembros de la Liga de la Justicia son cambiados para crear una nueva generación de héroes, incluidos Batman, Superman y Wonder Woman. O, lo que es lo mismo, Tim Fox, Jon Kent y Yara Flor.
Tim es uno de los hijos del genio Lucius Fox, el presidente de Wayne Enterprises, que tan bien interpretó Morgan Freeman en la versión de Christopher Nolan. Tim es hermano de Luke, el actual Batwing, con lo cual no resulta tan extraño que, justamente, fuera uno de los hijos de Fox el elegido para ser el Nuevo Batman. Lo que sí llama la atención es su escasa conexión con Bruce, siendo Tim un personaje para nada recurrente en los cómics del héroe. Así, sus apariciones son contadas y poco relevantes, y esa puede que sea la razón por la que, en DC, hayan decidido apostar por él, porque Tim Fox es una página en blanco para reescribir a Batman. De hecho, ¿no fue, en efecto, lo que hicieron con Azrael en los 90?
Después de la lectura del primer volumen, publicado por ECC en nuestro país, las conclusiones son ambivalentes. Por un lado, Tim encarna una versión de Batman más precaria y primeriza, que ni siquiera cuenta con el amplio arsenal de armas y vehículos que tanto ha caracterizado al encapuchado en sus misiones. Ese factor le otorga cierto aire nuevo, aunque ya hemos visto a Bruce en circunstancias similares. Véase Año Uno o Año Cero. Por otra parte, el aire opresor que desprende esta Gotham, gobernada por El Magistrado, le sienta muy bien, pero le falta algo para que podamos apreciar a esta amenaza como lo que pretende ser, ¿puede que le haga falta más desarrollo? En las páginas del tomo también aparecen otros personajes, como Selina Kyle y Dos Caras.
Aún hay que ver si Tim Fox tendrá más carisma que Dick Grayson —algo, a priori, imposible—, Jim Gordon o Azrael, como una nueva encarnación de Batman. Y no es que sea un mal protector de Gotham, pero ¿no hubiera sido más orgánico ver una versión adulta de Duke, alias La Señal, convertido en el nuevo Batman afroamericano? Así y todo, lo que se percibe es que el hijo de Fox ha llegado para quedarse. El primer número es el mejor de todos los que componen el volumen, con un Nick Derington estelar, que debería haber dibujado cada entrega de esta serie. Si este Batman será una apuesta de la editorial, para los próximos años, dependerá del buen hacer de John Ridley y su pluma.
Comentarios (1)
Iunicron
6 noviembre, 2021 at 8:19 pm
Genial descripción de un desastre, una maravillosa muerte anunciada. Muy buen artículo!