Anno 1800: Estrategia civil al más puro estilo Anno
Ser jugador habitual de PC desde hace varios años es una de las causas por las que tengo un cariño especial al género de la estrategia. A día de hoy, es cierto que muchas entregas se desarrollan también para consolas, pero antes no era tan común. En mi infancia, aun siendo más de PlayStation, siempre había un PC al que jugar a varios títulos como Empire Earth, Age of Empires, o The Settlers. Este último, de la mano de Blue Byte, un estudio alemán consagrado a la estrategia. Junto con Ubisoft, nos trae ahora Anno 1800, el título más reciente de la saga, centrada en la gestión civil y urbana, dejando en un lejano segundo plano el apartado bélico.
Los juegos de estrategia, a pesar de lo que pueda parecer, acaban siendo exigentes en cuanto a hardware. Aunque no estemos hablando de un shooter en primera persona hiperrealista, mover tal cantidad de unidades y elementos en un mapeado relativamente grande y sin cargas de ningún tipo tiene un coste. Por ello, es admirable el trabajo visual que hace Blue Byte con cada una de sus entregas. La saga Anno tiene dos pilares básicos con respecto al escenario: islas y agua. En una construimos y la otra la empleamos para, principalmente, el comercio. Por tanto, es imprescindible cuidar ambas al mismo nivel. Anno 2070, el que es considerado por muchos el pináculo de la saga, ya mostraba un detalle asombroso y un mimo excepcional a la hora de mostrar el conjunto de escenarios. Se trata de una saga que busca el preciosismo y con Anno 1800 demuestran, una vez más, su excelencia. El agua se mueve de una forma sorprendente y la combinación de ciudades con naturaleza siempre deja boquiabiertos a los jugadores. En el estudio lo saben y por ello, con un simple botón entramos en modo “postal”, para poder admirar desde otra perspectiva lo que hemos construido. El apartado artístico nunca debe ser el único atractivo de un videojuego, pero Anno destaca sobre muchos solo por su capacidad visual.
Cada entrega de la saga se focaliza en una época concreta. La mayor parte de los títulos han recurrido a eras pasadas, a excepción de Anno 2070 y Anno 2205. Mientras que el primero, como ya hemos mencionado, se considera un juego de culto a día de hoy, el segundo no ha sido tan bien aceptado, quizá por sus arriesgadas decisiones. Nos íbamos a un futuro más lejano, que daba mayor pie a la inventiva de los desarrolladores, pero acababa por ser demasiado repetitivo en sus misiones, sobre todo las de combate, que nunca ha sido el punto fuerte de la saga. Pero ahora le toca el turno a Anno 1800, y con él nos vamos a la época de la Revolución Industrial.
Una de las novedades de esta última entrega es el sistema de mano de obra. Como venía sucediendo en anteriores títulos, cada vez que cubrimos las necesidades de nuestros ciudadanos al completo, estos pueden ascender de clase. Antes no había que pensárselo demasiado, pero ahora tenemos que hacerlo con cabeza. Las clases deben coexistir, puesto que cada producción, sea una fábrica o bien una granja, requiere trabajadores específicos. No podemos convertir a toda nuestra población en artesanos, puesto que también necesitamos granjeros. Esto nos obliga a equilibrar la balanza, para no perder eficiencia en nuestras producciones y que todos los ciudadanos tengan sus necesidades cubiertas. De esto va Anno 1800, de equilibrio. El desarrollo de la ciudad debe ser algo sincrónico. Como jugadores, debemos mantener una armonía para que todo funcione correctamente. Esto lleva a una satisfacción muy interesante, puesto que nosotros mismos somos los que vamos anticipando los acontecimientos y solucionando ciertas situaciones, para que la industria vaya a pleno rendimiento de forma autónoma. Blue Byte ha hecho un trabajo excelente convirtiendo a la ciudad en algo orgánico. Podemos ver, gracias a ese modo “postal” o bien simplemente acercando la cámara, cómo los edificios se interconectan y tienen un sentido lógico cuando los construimos. Es un detalle que, junto con otros elementos como la posibilidad de que se produzcan huelgas de trabajadores o se propaguen enfermedades, hacen de nuestra ciudad un conjunto vivo.
El comercio es un apartado importante de la saga. Como sucede normalmente en el género, la cantidad de variables nos abruman. Para conseguir una mercancía concreta necesitamos progresar en su rama de producción, que implica varias elaboraciones previas. Podemos dejar de lado el proceso si optamos por comerciar en busca de esas materias primas, en lugar de ser autosuficientes. Pero también nos servirá para eliminar el excedente, puesto que este juego, de nuevo, se basa en el equilibrio. De nada nos sirve tener muchísimo material sobrante si no lo vendemos. Para ir conociendo todas las posibilidades que nos ofrece el título, la campaña es una buena opción. No es una campaña al uso que cierre al terminar. Es más bien un hilo conductor de la gestión de nuestro asentamiento, que nos proporciona una historia y un contexto que le dan sentido a lo que sucede. Pero quizá, una de las novedades más curiosas de este Anno 1800 con respecto al resto de la saga, sea la oportunidad de influir en la prensa, con una moneda llamada “influencia”, algo que recuerda a los Civilization, que plantean diferentes sistemas monetarios para cada herramienta: ciencia, comercio, recursos, influencia política, etcétera. Es una variable más a tener en cuenta, que afectará a la felicidad de la gente, lo que acaba derivando en una producción más exitosa y libre de conflictos sociales.
En Anno 2070 teníamos una dicotomía a la hora de plantear nuestras construcciones. Podíamos profundizar en una intensa industrialización, con su correspondiente contaminación y desventajas, pero con una gran producción. Pero siempre estaba la posibilidad de optar por una vía ecológica, de energías limpias que mantuvieran una producción más reducida, pero con otras ventajas en cuanto a la eficiencia de granjas y cobertura de algunas necesidades. Anno 1800 da una vuelta de tuerca a este concepto, más adaptado a la época en la que se basa, planteando un sistema de atractivo de la ciudad, que influirá en el turismo que reciba, lo que conformará más beneficios para nosotros. La saga es tendente a proponer dos escenarios en los que desarrollarnos. Con Anno 2070 teníamos como añadido un asentamiento submarino, mientras que con Anno 2205, Blue Byte apostó por incluir una población en el ártico y otra en la Luna, además de diversas expansiones. Estos sectores comerciaban entre sí reportándonos beneficios. Es un sistema interesante, pero quizá pecaba de ser demasiado ambicioso. Con Anno 1800, a la espera de futuros DLCs, las dos regiones son una representación ficticia de América y Europa. Tienen algunas diferencias, pero es una lástima que no sea algo verdaderamente significativo y que acabe siendo una experiencia demasiado similar.
La saga Anno es una delicia para los amantes de la estrategia. Tiene carencias con respecto al sistema bélico, algo que ha llevado arrastrando desde sus inicios. Pero no es el objetivo de Blue Byte. La idea de llegar a gestionar asentamientos profundamente orgánicos y equilibrados, con una correcta planificación, es algo que no consiguen todos los títulos del género y muchos acaban cayendo en una administración más simple. Con Anno 1800, la Revolución Industrial nos reta en desafío.