Al son de la Megadrive

23 marzo, 2020Nacho M. Martín

Cuando una generación entera que en su infancia o adolescencia se pasaba horas y horas con sus consolas de ocho y 16 bits se encuentra inmersa en la treintena y ve cómo empiezan a surgir algunas canas aparecen distintos síntomas de nostalgia por aquellos juegos de finales de los 80 y principios de los 90 y se afianza una tendencia en auge como es el retrogaming.

En esta espiral de nostalgia, varias videoconsolas de esa época han sido reivindicadas en un mundo de videojuegos donde las consolas tienen microprocesadores de ocho núcleos y los juegos están diseñados para exprimir el potencial de pantallas 4K HDR. Entre esas videoconsolas vintage se encuentra una creación de SEGA que, si bien no fue apreciada en tierras niponas, en Norteamérica, Brasil y Europa gozaría de prestigio y admiración.

No en vano, ese cariño que se le tuvo allá por los 90 a la Mega Drive ha aflorado en nuestros días con productos que vienen a mitigar esa nostalgia reinante, si hace unos años saldría para varias plataformas títulos como SEGA Mega Drive Ultimate Collections o SEGA Mega Drive Classics, que recopilaban juegos históricos de esa consola, hace unos meses salía al mercado la Mega Drive Mini, una réplica en miniatura de esta mítica consola que incluye 40 de los mejores juegos de su catálogo.

Pero como la vena nostálgica por la Mega Drive (conocida como SEGA Genesis en Norteamérica) puede aparecer de manera dispar, hay quien en lugar de suspirar por sus juegos, su paleta de 512  colores, sus diversos periféricos como la Mega-CD o la 32x, suspiraba por el chip Yamaha YM2612.

El Yamaha YM2612 es el chip que, junto al chip de soporte Texas Instruments SN76489 (que se utilizaba en la Master System), conformaba el aspecto sonoro de la Mega Drive. Así, siguiendo la moda por entonces de síntesis  por modulación de frecuencias (FM), los creadores de esa consola apostaron por incluir este chip Yamaha YM2612 con capacidad para seis canales FM que se combinaba con el chip SN76489 de cuatro canales por generación sonora programable (PSG) de apoyo que podían reproducir música de ocho bits.

Ese chip principal YM2612 le daba un sonido muy característico y peculiar a la Mega Drive muy diferente al resto de la competencia. Se decía que la Mega Drive tenía un sonido peor que consolas como la Super Nintendo (cuyo chip SPC700 de Sony ofrecía un sonido más limpio y permitía una mejora en la digitalización de las voces) o la Amiga de Commodore, pero lo más correcto sería el no fijarse en parámetros de calidad y simplemente decir que el aspecto sonoro de Mega Drive es, sencillamente, diferente.

Sea como fuere, con ese chip YM2612, al cual cada compañía le aplicaba su propio driver de sonido para dar a las sintonías mayor calidad y un estilo propio, se compusieron grandes bandas sonoras. Ejemplos de compositores que crearon maravillas sonoras en la Mega Drive hay varios y, por destacar algunos, se puede citar a Yuzo Koshiro que compuso las melodías de Streets of Rage (con el driver SMPS 6800 de SEGA Japón) o The Story of Thor (con el driver Mucom, mejora del SMPS 6800), Tommy Tallarico, autor de las sintonías de Earthworm Jim y RoboCop Vs Terminator (con el driver GEMS de Sega América)  Masato Nakamura  que compuso las melodías de Sonic The Hedgehog (usando el driver SMPS 6800) o Norio Hanzawa, creador de la banda sonora de Gunstar Heroes (con una adaptación realizada por Treasure del driver SMPS 6800).

Otras sintonías, compuestas originalmente para otros sistemas, al ser adaptadas para el chip YM2612 sonaron de una manera portentosa, sonando para muchos mejor en Mega Drive que en las consolas originales. Un ejemplo de ello, puede ser la banda sonora de Flashback: The Quest for Identity (compuesto para la Amiga y portado a la Mega Drive usando el driver GEMS) creada por el compositor Jean Baudlot.

Esas grandes bandas sonoras de la Mega Drive han influenciado a muchos nostálgicos que han decidido emular a esos compositores que llenaron su infancia o adolescencia de pegadizas melodías mientras pasaban horas intentando matar al malo de turno o lograr pasarse esa fase enquistada.

Esos nostálgicos han acabado formando sus propios grupos musicales con los que desarrollar sus aportaciones artísticas que se inspiran en ese sonido tan característico de la Mega Drive. De esta manera, han surgido grupos y artistas como Waterflames, Pertubator, Cheshyre o Danny Baranowsky quienes a través de muchas de sus canciones realizan tributos a la consola de SEGA al tiempo que aumentan el número de canciones de lo que para algunos entendidos es un género musical llamado 16-bit, mientras que otros expertos prefieren etiquetarlo como retrowave, un estilo dentro del synthwave.

Pero hay creativos nostálgicos que van más allá de realizar música que imite a las pegadizas sintonías de la Mega Drive y dan una vuelta de tuerca más al componer sus creaciones musicales con el propio chip YM2612 de Yamaha para realizar melodías que suenen exactamente como una sintonía procedente de un cartucho de la consola de SEGA. Así, la nostalgia por la Mega Drive llega a tal extremo que se apuesta por el sonido más puro.

 

Entre esos puristas que se gastaron en su día una cifra cercana a los 80 euros por la interfaz genMDM, que incluye el cartucho personalizado y el módulo externo que convierte la consola Mega Drive en un sintetizador, se pueden encontrar, por un lado, al británico David Burton, más conocido como Groovemaster303, o el estadounidense Jredd, quienes componen sintonías al estilo Mega Drive para luego remezclarlas con otros sonidos y hacer temas más complejos.

Mientras que, por otro lado, están los puristas acérrimos, que son los que componen melodías haciendo uso únicamente del sintetizador del chip YM2612 y conformando sintonías dignas de cualquier título de la Mega Drive.

Entre esos «fanáticos» puristas del sonido de la Mega Drive hay artistas que ya se han hecho un nombre y han podido editar sus primeros discos así como creadores independientes que poco a poco están haciéndose sonar desde plataformas como SoundCloud.

Con respecto al primer grupo, cabe destacar al canadiense Game Genie Sokolov, realizador de temas inspirados en melodías de la saga Sonic o del juego Comix Zone como puede ser Pyramid Zone o Venus Landing, o el estadounidense DJ Supersonic (quien no sólo compone música con el chip YM2612 de la Mega Drive sino que también lo hace con el cartucho-sintentizador LSDJ para Game Boy) con creaciones como Fight City, Chaos Street o The Evil is Vanquished que recuerdan a las melodías de las sagas Streets of Rage y Shinobi.

Sin embargo, el más notorio de estos amantes del chip sonoro de la Mega Drive es el californiano Devin Montes, más conocido como Blast Processed (nombre que hace referencia a un slogan publicitario de la Genesis, la Mega Drive norteamericana) con varios discos en su haber y más de 200 temas. La fama de Blast Processed le viene a raíz de que se dedica más a adaptar al «sonido Mega Drive» canciones de anime, temas musicales de películas o bandas sonoras de videojuegos de otras plataformas. Así, entre su abundante listado de temas podemos encontrar adaptaciones del opening del anime JoJo’s Bizarre Adventure, de sintonías de juegos como Final Fantasy VII o Sonic Mania o de temas de películas como la canción de Los Cazafantasmas de Ray Parker Jr.

Retomando el grupo de creadores independientes que poco a poco se están haciendo un nombre, cabe destacar dos figuras: MD Wade y Leila Wilson. El primero, es un artista estadounidense que ahora mismo busca quien edite y distribuya Vestavia Hills Volume 1, su primer álbum que se puede conseguir en su página de la plataforma Bandcamp, que recopila temas muy melódicos y, en líneas generales, pausados. Con respecto a la compositora norteamericana Leila Wilson, su trabajo se centra en concebir melodías pensadas para determinadas fases de títulos como Sonic 2 o Sonic 3 o en sintonías que evocan a juegos RPG de Mega Drive como Phantasy Star IV o Shining in the Darkness.

En definitiva, se trata de un fervor por el chip sonoro de la Mega Drive que no cabe descartar que siga logrando más y más adeptos y que pronto contemos en España con representantes de esta nueva ola musical. Quién sabe, lo mismo en unos años podemos disfrutar de un concierto «mega drivero» en las principales salas del país.

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