Bukowski sobre Resident Evil 2 Remake
Buena se ha liado con el remake de los zombis, ¿que no? Capcom nos la metió doblada a todos prometiendo una vuelta a los orígenes del survival cuando lanzó la quinta y sexta parte. Con la séptima no mintió, pero ha sido este rehacer de la segunda entrega la que nos ha hecho retroceder veinte años. Y de qué manera…
Imposible no retrotraer la memoria a 1998. El día que salió Resident Evil 2 fui con mis amigos y amigas a comprarlo a Centro Mail, esa franquicia de tiendas de videojuegos que desapareció. Dieciséis años tenía. Plena adolescencia. Todo el día con la mano en la polla y haciendo esas gilipolleces que los gilipollas de los adolescentes suelen empezar a hacer, como fumar para creerse más mayores. Otras de mis amigas y amigos tenían catorce o trece años, y fuimos en manada a Centro Mail y volvimos casi corriendo a mi casa. Apelotonados en mi habitación con las persianas bajadas, todos dimos un brinco cuando las manos de unos zombis se colaron por las ventanas rotas de la comisaría. Durante el mes siguiente me levantaba a las seis de la mañana para jugar antes de ir al instituto. Incluso pregunté a mi padre cómo podría combinar un medallón con un lobo y una pieza de ajedrez, a lo que me preguntó si me estaba quedando tonto o algo así.
Cuando me enteré de que se iba a hacer un remake, simplemente esperé a que saliera, sintiendo una excitación casi sexual cada vez que se daba un adelanto en forma de gameplay. Y salió.
Y lo primero que llama la atención es el acabado audiovisual. El motor RE Engine es la hostia, por lo menos a la saga le sienta de puta madre. Hiperrealismo que ha respetado los baños de sangre y vísceras con los que Capcom nos obsequió en 1998. Cabezas que estallan, piernas que vuelan; y ahora también torsos que se tronchan, dejando a los zombis partidos por la mitad. Y todo con una precisión que llega a asustar, no por el miedo, sino por el disfrute que produce desmembrar cuerpos mientras te cagas en los muertos de los portadores. Y qué decir de los personajes. Leon está de toma pan y moja, que lo cogía y le daba lo suyo. Y me di cuenta de un detalle que poco se ha comentado. ¿Os habéis fijado la cara de mancebo que se gasta? No es casualidad: ¡su llegada a Raccon City es su puto primer día! ¡El novato! Y Claire, ay Claire, menudas… pestañas. Sherry Birkin muy currada también, pero ¿soy el único al que le parece que le han puesto orejas de soplillo y que parece Topo Gigio? Ada, pues Ada, todavía me preguntó por qué se presenta a un apocalipsis zombi con vestido de gala de los Goya. Eso sí, ese Tyrant, la madre que lo parió. Solo el sonido de los pasos y esa presencia, por Dios Santo. Como hagan un remake de Resident Evil 3, la que nos espera con Némesis. Poco más de lo que ven mis ojos, salvo otro jugoso detalle. En la torre del reloj, a través de la suciedad de su esfera, se puede atisbar el caos exterior. Pensé que era un fallo técnico, pero después de mirar durante tres minutos creo que no.
Hay que sobrevivir, joder que si hay que sobrevivir. Ponerme con el juego era como mear piedras del riñón o cagar piedras puntiagudas. A veces pasaba como media hora con una planta verde de mierda y siete balas asquerosas, y aquí esquivar a los zombis no es tan fácil como en el original, de hecho es muy mala idea: los cabrones siempre te agarran. En el original te podías arriesgar a regatearlos como si fueras Messi aunque fueran ocho, ahora uno ya te pone en problemas. Muchos, grandes y putos problemas. Eso por no hablar de cuando te crees que ya están muertos del todo, porque ya se han levantado dos veces después de acribillarlos a tiros, y al pasar una tercera te agarran la pierna o el cuello para que sus dientes pochos se hinquen en el cuello o la pierna de Leon, Claire o quien sea. De los enemigos me quedo con la sustitución de los zombis que iban en bolas en el original por los zombis vegetales. Creo que no podré mirar a un vegano igual en mucho tiempo; esas cosas son realmente acojonantes, especialmente el leitmotiv que las acompaña.
Las pajas pueden ser eternas. He leído por ahí que si el juego es corto y no sé qué. Bueno, claro si lo juegas como si fuera Fortnite, por supuesto, pero la primera ruta con Claire yo tardé doce horitas bien majas, porque admiraba cada detalle y me paraba a oler los pedos de pavor que me provocaba la ambientación de aúpa que se han marcado en Capcom. Si le sumas los extras, con el jodido tubo de tofu incluido, y que es rejugable a más no poder, es verdaderamente la hostia y seguro que uno de los mejores que se van a sacar este año.
Vamos que Resident Evil 2 Remake no es el mejor juego de zombis que hay (Dead Island o ZombiU son más romerianos) pero vaya que es uno de los mejores juegos de terror que se han hecho nunca. Y de lejos es el mejor survival que se ha creado en los últimos años, si pasamos un poco de la escuela creada por Amnesia: The Descent, en la que no podemos ni defendernos; recurso fácil y necesario para un momento en el que los survival dejaron de ser survival y se convirtieron en simples juegos de acción.
Pues eso, que el juego me ha gustado mucho.